viernes, 31 de mayo de 2013

Entre sapos y culebras.

Lo que se está discutiendo en La Habana entre el gobierno de Colombia y las FARC siempre me ha parecido difícil.  Porque sencillamente, y esto lo he escrito varias veces, a uno, con tantos años vividos y  no ausente de todo lo que ha pasado con la fuerza guerrillera y  su historia de sangre y lágrimas, resulta muy  cuesta arriba creer que  quienes han  fracturado durante tanto tiempo todos los principios contra lo humano, puedan cambiar. Pero quienes están comprometidos  en ello públicamente tienen que  ubicarse en un marco exigente y rígido con ellos mismos y se necesita desprendimiento y responsabilidad en cada paso  del duro trayecto  hacia la paz.
 Ante la magnitud del  objetivo fijado, la reacción virulenta, sobre excitada, torpe de Nicolás Maduro, ratifica la pobreza  y miserabilidad política de Nicolás Maduro y su “cartel” de gobierno. “Tengo dudas de seguir o no con el proceso”.- lanzó desde   la imagen cada vez más ancha, mas redonda, iracundo, pero frágil En su torpeza incontenible. ¡Ahora nos van a pagar  con la traición!
Donde está la sinceridad del Presidente Santos cuando “mete” esa puñalada “ a Venezuela”. En una histérica respuesta al encuentro Santos-Capriles, ante un pequeñísimo grupo  de “aplaudidores”, rugió:“Esta derecha odia a Colombia (Capriles). Y él (Santos) tiene información sobre como asesinan soldados aquí...no se metan con nosotros! Somos hijos de Bolívar, somos hijos de Chávez!”
Desbocado, con la guayabera blanca  bailando al son de su  furia, comenzó entonces a “contar” confidencias políticas  en un “sapeo” peligroso y “bocón”.
 
Ya  los videos, las acusaciones, confesiones o denuncias de ellos mismos  tienen una amenaza mucho más cercana que una oposición alerta: ¡Maduro  no se contiene! Confidencias, la podredumbre  tenebrosa de las maniobras obscuras de su “padre”  difunto, corren peligro en su discurso. Pero de pronto, pareció escuchar al “pajarito” que tiene en el cerebro..  y después de soltar “yo no me puedo quedar callado”, frenó y acusó al norteamericano Roger Noriega de por un “equipo para venir a Venezuela a Inocularlo con un veneno para causarle una enfermedad que no lo mataría en seguida.....pero lo mataría" No se contuvo...
Quedó claro que no se puede confiar en  la lealtad a lo que se compartió en la fragua del engaño a un pueblo manso.

En cualquier momento  Maduro se “va de boca”. 



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ISA DOBLES