miércoles, 21 de septiembre de 2011

Venezuela es roja pero de sangre

Es la manera tan violenta, tan cruel, tan agresiva y creativa con que hoy se mata .El otro día llegué al súper mercado y, la muchacha de la caja, temblaba. Me contó todavía ahogándose del terror cómo habían entrado cinco hombres llevándose todo el dinero de las cajas, de la oficina y la nómina lista para pagar.

Un poco más adelante, en la esquina, habían atracado también la panadería. Y estaba por llegar lo más trágico: la muerte de un muchacho de 22 años al que dispararon cuando intentaba huir y entrar en su casa. Ya no es cuento.

Uno sabe que está señalada. Que en cualquier lugar o momento tu vida no vale nada, como decía la canción de Pablo Milanés. Entran a un apartamento y además de robarlo, matan a batazos a una anciana o cortan el rostro a otro. O se balacean y mueren niños ajenos a esta Venezuela sangrienta que miraban televisión en su cuarto. Es el desafío brutal de una nueva clase de delincuentes que se sabe protegido por una permisología incompetente para enfrentarlos.

Es un horror que uno siente palpitar en el miedo colectivo. Es una deuda terrible del gobierno con el pueblo venezolano. Mientras Hugo Chávez sigue histriónica y narcisístamente incitando al histerismo y el odio, venezolanos impotentes cierran sus brazos vacíos de los cuerpos de los seres queridos abaleados o acuchillados que se apilan en la morgue.

La corrupción, la comida putrefacta, los maletines llenos de dólares, las alianzas tenebrosas con modelos asesinos como Gadafi, el discurso de diferencias sociales, el incitar lo peor de un pueblo traicionado en sus valores y sueños, componen el caldo de cultivo para las mentes alienadas para el terror. Venezuela es hoy la ciudad más cara del mundo. La inflación la coloca allí, en lo inconcebible. Pero también estos números rojos que indican cuan poco vale la vida.

La Venezuela que muere cada día, la Venezuela que mata. Imagen triste, amarga. Que sin embargo no es protagonista de la pantalla de tv que la llena un hombre poseído de la más diabólica obsesión personalista que pueda imaginarse alguno y el mundo. Es hora ya de sacudirse esto que nos agobia, nos expone, nos harta.

El mundo, el futuro, el presente detenido en el insulto, el servilismo, la muerte, no puede esperar a que Hugo Chávez muera o no. Es un ser humano como tantos otros afectado de una temible y terrible enfermedad.

Pero Venezuela somos millones de millones de seres humanos que necesitamos la seguridad y la fuerza de una Venezuela libre y progresista. No hay justificación que valga para no luchar por ella. Porque este hombre ya ha hecho todo el daño que esta alma de Venezuela puede soportar. Nos toca defenderla, cuidarla, consentirla. Para que más nunca vuelva a ser tan humillada, tan agredida, tan traicionada.

martes, 20 de septiembre de 2011

La clase y altura de Leopoldo vs la soberbia de Chávez

No hay sonrisita ni dulce de lechoza. La decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos falló a favor de la Justicia. Inhabilitado, acusado, insultado y condenado, Leopoldo López es hoy un ícono de lucha, coraje y perseverancia. Un ícono de una Venezuela que necesitamos ser, que nos merecemos. La decisión es imperativa. Convoca a obedecer lo irrefutable y constitucional.
Y lo hace cuando Hugo Chávez entra a su cuarta quimioterapia, lo que no cambia en absoluto al personaje, biológicamente no puede cambiar su personalidad.
Difícilmente Venezuela puede pasar por alto la imagen de Leopoldo López hoy ante los que fueron personalmente a felicitarlo y las cámaras que no lo desperdiciaban en gestos y alegría. Es el triunfo de todos.
Conocí a Leopoldo muy joven, y he seguido su trayectoria con entusiasmo y confianza. Desde su lucha por los jueces de paz he compartido sus sueños y lo he visto crecer, solidario, con esa pasión que contagia y alegra el alma.
Las declaraciones de Nicolás Maduro, las adelantadas de otros funcionarios, la presencia de Carlos Escarrá como Procurador y por sobre todo esa soberbia natural del poder y el personalismo de Hugo Chávez, dicen de una posición de rechazo ante lo obligatorio de esta decisión.
Solo la incultura política puede negar el artículo 23 de la Constitución que da a “los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos y ratificados por Venezuela, jerarquía constitucional y son de aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del poder público”.
Pero como todo lo que se burla cada día de esa Constitución, depende de su interpretación “en la medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorables por esta Constitución y las leyes de la República”. Es el “guabineo” que tras cada letra, tramposamente, dictó la creativa redacción “revolucionaria” y para los que realmente actuaban de buena fe, era aceptable y hasta sublime. Por supuesto que no le conviene a un gobierno disminuido, vociferando su alianza con dictadores, con Gadafii, negarse a obedecer.
Pero eso nunca le ha importado a Hugo Chávez.
La Constitución es violada en casi todas sus líneas como cuando establece que será de la competencia del Poder Público Nacional las obras públicas de interés nacional, el régimen general de los servicios públicos domiciliarios y en especial electricidad y agua potable.
Pero no acatar esta decisión, hoy, sería una torpeza dramática. Claro que Leopoldo representa una provocación para este gobierno porque todo el camino que lo ha traído hasta este fallo histórico lo ha transitado con clase y altura humana y política. No ha desentonado, ni se ha rendido. Ha enseñado que hay otra manera de hacer las cosas no es insultando o agraviando, empujando o mintiendo. Es la Venezuela posible y la que queremos para nuestros hijos. Es un aliento para esta lucha desventajosa, cruenta, que nos obliga a seguir. Es recuperar la fe.
Yo estoy feliz por todos, por esta Venezuela que somos. ¡Porque sí se puede !

domingo, 18 de septiembre de 2011

Venezuela mutilada en sueños

Hay una foto recorriendo la información internacional de diferentes medios del mundo que enseñan a Chávez enmarcado en un “sombreo” indígena cuando algunos grupos llegaron a Miraflores a rezar por su salud. Una foto lastimosa, ridícula y grotesca. Yo no quería escribir sobre el personaje.

Les confieso que me obligaba, al sentarme frente a mi computadora, a ubicarme en otros temas. Porque si en estos casi trece años he escrito dos mil columnas con Chávez como protagonista, me quedo corta. Hay que buscar ese otro mundo que palpita , sufre o ríe por otras cosas que no sea este dolor inmenso de ver un país como Venezuela al borde mismo de su precipicio, destruido moral y físicamente, desgarrado en lo más profundo de su alma por un militarismo voraz y fuera de tiempo que no puede confundirse con folklorismo. Porque esto superó ya todos los calificativos ligeros que pudiesen definirlo. Esa foto no se la merece este país con todas sus debilidades y errores, no se la merece. Porque ya hemos vivido y sufrido con creces las dificultades de ser un pobre nación rica y analfabeta. Hay una Venezuela que tiene que estar allí esperando cobrar estas degradaciones, esta incultura, esta constante violación a sí misma.
Hace unos días vi al Presidente colombiano declarar sobre las relaciones comerciales con Venezuela y aseguraba ante la pregunta de un periodista que le interpelaba sobre su avance que “nunca volverían a ser lo mismo” y con “lo mismo” se refería a lo que había exportado Colombia en manos de Álvaro Uribe, que conocía muy bien la personalidad de Hugo Chávez. Mientras desde esta Venezuela asociada de dictadores y corruptos se apoya a Gadafi y crece la deuda con China y Rusia, el destino de la patria de Bolívar está en manos de la suerte, llámese “destino” o “Dios”. Porque como si la enfermedad que sufre fuera un catarro, Venezuela, en su momento más difícil, obscuro y peligroso, está en manos de un hombre enfermo que se niega a reconocer lo impredecible de su gravedad. Yo me meto en todos los comentarios de los ciudadanos en los distintos países en sus respectivos diarios y medios digitales. La mayoría no enfrentan ya a Hugo Chávez sino a los venezolanos que consienten sus locuras y atropellos. Esa mayoría que lo ha rechazado una y otra vez pero es un espectro pasivo, esperando que por la gracia infinita del caudillo, haya otra elección. Mansamente.
Por supuesto que este es un momento de riesgo en que hay que actuar con cautela porque una fiera asustada es capaz de todo y frescas están las amenazas de la “revolución armada” y la “demolición” de los opositores. Pero esa masa inerte, espesa, que está allí, víctima de este espectáculo alienante y perverso, tiene que ser activada con emoción, tenemos que caminar hombro a hombro y vernos a los ojos. No porque el mundo no entienda nuestra pasividad, sino porque nosotros mismos necesitamos de nosotros. La unidad no es un día, ni un candidato siquiera, es desde adentro, desde el alma, que tiene que nacer.

Esta cara hinchada, grotesca, enmarcada en un aro de plumas y colores es un pedazo de esta Venezuela mutilada en sueños, pero hay más, hay un pueblo esperando abrazarse sin suspicacias, mirarse sin resentimiento, caminar juntos.


Vivir en paz, en libertad.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Que hable la Corte

Hay mucho hermetismo pero aquí, en Venezuela, ya se han adelantado a declarar que a pesar de haber firmado los convenios internacionales pertinentes, no se aceptará dicha decisión a menos que, por supuesto, condene a Leopoldo. De ser así la Comisión pasaría ipso facto a ser aplaudida por Chávez y sus funcionarios

Está por conocerse la decisión que sobre la inhabilitación de Leopoldo López manifieste la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Hay mucho hermetismo pero aquí, en Venezuela, ya se han adelantado a declarar que a pesar de haber firmado los convenios internacionales pertinentes, no se aceptará dicha decisión a menos que, por supuesto, condene a Leopoldo. De ser así la Comisión pasaría ipso facto a ser aplaudida por Chávez y sus funcionarios. Y si es al contrario, seguirá el camino de siempre, pasará a la lista de “lacayos del imperio” y toda esa cartilla que tienen siempre para descalificar e insultar a gusto. Yo espero que Leopoldo salga como debe salir de esto. Porque en este mundo que vivimos la lucha para realmente cambiarlo en su faz humana, es de principios.

Si se viviera de acuerdo a ellos, los dictadores dejarían de existir, los pueblos recibirían como derecho el conocimiento para no convertirse en mendigos del poder, analfabetos y hormonales y la libertad no sería un privilegio de los pueblos sino otro derecho más. Pero hoy están trastocados y de manera muy cruel.

Y espero que la Corte decida a favor de Leopoldo porque hoy, aquí, en este momento, eso significaría una esperanza, se estarían abriendo puertas cerradas de opresión y discriminación que condenan al odio y el aislamiento a los pueblos. Que uno solo se atreva a decir No al servilismo y el vicio, la corrupción y el militarismo, movería ya el subsuelo que hoy tratan de afincar otra vez las botas y la violencia por estas tierras.

Ya vemos por donde “van “. Ahora apuntan a Capriles y Miranda, a Pablo y Zulia, y Antonio Ledezma en Caracas. Leopoldo inhabilitado les complacería mucho más el juego porque ha estado trabajando mucho y Venezuela lo conoce. Quienes desde otros lugares del mundo ven y saben de Venezuela, tienen ya una idea más concreta de la situación y del personaje. Pocos nos creen un país feliz como anuncian quienes pagan para llenar páginas compradas o negociadas en lobbies internacionales.

No puede engañarse más. Que el Alba se reúna para debatir sobre Libia, que Hugo Chávez se desborde apoyando y elogiando a Gadafi, que la prensa haya informado de la posibilidad de Gadafi venir a radicarse a Venezuela “porque aquí lo quieren mucho”, cuenta el cuento completito.

Pero la decisión de Costa Rica que ya está para darse también. Como la congelación de los fondos de Gadafi en Brasil ordenadas por su Presidenta Dilma Rousseff. Ya Chávez no tiene cáncer, tuvo, pero no tiene, está “inmejorable” y su “voluntad es no dejar el poder y crece, crece, crece”. Uno, uno solo que no se arrodille, que detenga esta lujuria de poder, comienza a cambiar el mundo. Y ya se sienten……

domingo, 11 de septiembre de 2011

No creo en esas encuestas a menos que seamos masoquistas

Las recientes encuestas presentadas a los venezolanos parecen destacar algo que es verdaderamente deprimente: Somos masoquistas.
De otra manera no se explican. Las cifras de muertos espantan, los reclamos de trabajadores se multiplican, no hay agua, los hospitales dan pena, la electricidad es un caos, las carreteras y autopistas están destruidas, los puentes se caen, el militarismo en todas sus facetas es insoportable, las cadenas de Chávez, los insultos y los desmanes agobian el alma del pais, la manipulación es un estilo de vida, la educación es alienante, la ideología es la sopa, el abuso, el atropello a los derechos y la violación constante a la Constitución son cotidianos, los medios cerrados, los ataques a Globovisión, la presión personalista y enloquecida de Chávez y todavía las encuestas dan a Hugo cHávez mas del 40% de popularidad, sin contar por supuesto, la de Jesse Chacón que es un chiste barato.

En las manos de este pueblo que queda tan mal parado ante la autoestima del mismo venezolano y el mundo, está el destino de cada uno y todos.
¿Qué pasa con nosotros? ¿O qué pasará mañana (lo decide Chávez) cuando se manifieste ante las urnas esta misma Venezuela? ¿Tiene miedo? ¿Está esperando su momento? ¿Es verdaderamente este sondeo simplemente una evasiva resistencia que explotará entonces? ¿Qué necesitamos para retar estos resultados vergonzosos, inconcebibles en una pais que sabe la diferencia entre la democracia y esto que hoy nos destruye, nos humilla, nos divide y nos agrede?
Cuesta trabajo aceptar aunque sea por un segundo que la intención totalitaria y obsesa haya “maleado” de esta manera el espíritu del pais hasta hacerlo complaciente con los principios pisoteados y las esperanzas mutiladas.
Tiene que haber, en cada familia, cada padre que ve a su hijo regresar de una escuela adoctrinado con el odio contra otros, en cada madre que cierra sus brazos alrededor del vacío del hijo perdido en un atraco o una balacera, en el llanto de la abuela que espera en la morgue que reconozcan los restos de su nieta, en cada familia que espantada e indefensa ve como matan a sus vecinos, un sentimiento de horror y rechazo.
Hoy, cuando se utiliza un cáncer para mantener el fanatismo, se regalan carros, apartamentos, neveras y lavdoras, se aceptan los errores en la salud, y la administración pública, se vocifera el apoyo a un asesino como Gadafi contra la unidad de las Naciones, la espada de Bolívar en manos de dictadores y las condecoraciones más altas se les ofrecen, cuando se profanan los restos del Libertador y se regalan fondos para iluminar calles de otros paises mientras los venezolanos en temperaturas infernales se ahogan, se multan, esas encuestas tienen que ser una estrategia y no una realidad.
Ya está bien del engaño.
Este viernes en la patética reunión del Alba, con la presencia del servilismo cómplice, el mundo entero comprobó la soledad de esta Venezuela degradada en su honor y su identidad. Esa imagen empobrecida, obscura, no es responsabilidad única de Hugo Chávez. Los hombres pasan. Pero los pueblos quedan.