martes, 31 de mayo de 2011

Me toca llorar

En estos cincuenta años que llevo en este oficio, han sido poquísimas las veces que yo he escrito asuntos personales. Pero hoy no me permite el corazón sino un tema.
Y es Yesito. Mi perro mayor, mi compañero y mejor amigo durante estos últimos casi catorce años de mi vida.

Es que no puedo ser ingrata con ese cariño, esa lealtad, esa amistad única que era mi apoyo y mi interlocutor más sereno, me miraba con esos ojos pardos con infinita ternura y me entendía.
Cuando mi hermana Julieta murió, y me dieron la noticia de su muerte desde Boston, de donde yo acababa de regresar de celebrar con ella mis setenta años, yo sabía que su linfoma no le daba más tiempo. Y hui del dolor. En su momento más importante, no estuve con ella. Eso pesa sobre mi corazón desde entonces.

Luego la muerte de mi madre. Vivía conmigo en Río Chico pero pasaba unos meses con mi hermana Alejandra en Margarita. Y cuando la fui a ver, salió de su cuarto, pequeña y caminando con dificultad, y me espetó la pregunta que llevo en mi alma como un reclamo que nunca olvidaré: “Yo me preguntaba dónde estabas tú”. Planificando su regreso, me llamó mi hermana. Y la volví a ver cuando llegó para irse de un todo implacable, ajeno.

Con Yesito no quería, no podía ser débil ni esquiva con la ausencia y el dolor. Estuve con él abrazándolo, despidiéndome de él, de nuestra existencia compartida y también y bastante de la vida y sus pruebas y reclamos que pesan más cuando no los enfrentamos con el valor que nos exigen el amor y el respeto. Era un mestizo blanco moteado de un color cacao como sus ojos. Su corazón lo tenía con un ronroneo agotador, pero luchaba.
Yo no sé si se dio cuenta que estaba allí, en esa cama extraña porque algo iba a pasar que él no sabía, me miró y yo no quise leer esa mirada, porque tenía que ser fuerte en esa despedida obligada, decidida para que no sufriera mas.

Regresé a nuestra casa. Daniela sabe. Anoche fue a su lado y se acercó casi sobre su costado como abrazándolo.
Fue la única vez que ambos tuvieron una relación. Y de ella nació el Gordo. Que no se repetirá nunca.
Si me han acompañado hasta aquí, gracias. Me toca llorar. Asumirlo. Lo seguiré sin verlo. Lo amaré el tiempo que me quede de vida y espero encontrarlo. Esperándome.

martes, 24 de mayo de 2011

La amnesia de Santos

Todo está tan disparatado en el mundo, que ya uno no tiene espacio sino para lo inconcebible, aquello que nunca pensó o era incapaz de pensar porque sencillamente, uno no es así. Porque nuestros padres se esforzaron por educar en el respeto y la consideración, en señalar límites que significarían la seguridad para nosotros más adelante, que asumiríamos lo malo y lo bueno no porque lo bueno fuera lo que ellos querían o les era más cómodo o conveniente, sino porque era lo ajustado a esos valores y principios fundamentales de la familia y la vida, esas leyes de vida que muchas veces no está ni escritas, pero están allí.
Hoy, en nuestro entorno y nuestro país lo bueno es lo malo y lo malo es lo bueno porque lo vocifera el poder. El poder en unas manos sostenidas por botas, una voz que insulta y amenaza, un cuerpo fornido y rollizo metido en un uniforme de estrellas o botones doradas con los colores en alguna parte de una bandera manoseada como el nombre y la figura del hombre que hasta hace muy poco creímos descansaría en paz.
Entonces cuando la Corte de Justicia de Colombia declara que el contenido de las computadoras de Raúl Reyes no puede ser tomado como evidencias porque no son legales, y allí leemos lo que nos ha sido familiar por tanto tiempo, uno se atreve a suponer muchas cosas que jamás antes hubiera pensado.
Y no crean.
Uno se asusta. Porque siente de pronto que ya uno no es la misma, que esta suspicacia, esta desconfianza, es ajena, que hay una contaminación en el aire que se nos mete en el espíritu donde más ninguno ni nada debe entrar.
¿Por qué? Porque los intereses no le dan paz a los valores. Por lo que hemos visto, esta “amistad” de Santos con Chávez, que es el máximo protagonista de las computadoras, ha asentado en la cabeza de Santos una amnesia que le ha permitido actuar con un alto grado de lealtad o encantamiento con Chávez contra la esperanza que muchos teníamos que estas evidencias y la dura confrontación de su ex mejor amigo, Álvaro Uribe, lograran por fin poner “cascabeles al gato”. O sea, ese magullamiento de los valores contra los intereses. Que es, en esta convulsa búsqueda de la democracia, trascendente y trágico.
A nosotros no nos tiene que decir la Corte de Colombia que el Presidente de Venezuela recibió al enviado de las FARC a reunirse con Chávez que lo atendió en la puerta del Palacio de Miraflores porque nosotros los vimos tal y cual lo señalan los archivos y correos cruzados. O que Piedad Córdoba no estaba aquí… O que Chávez no aboga por cambiar el status político a las Farc o que no se hizo un monumento y él pidió un minuto de silencio a Marulanda que consta en los expedientes gráficos y de video de la TV colombiana. O se mueve la amarga política contra Uribe en las instituciones, o “la amistad” de Santos está súper activa con Chávez, o yo soy muy mal intencionada. Que les juro, no lo era.

martes, 17 de mayo de 2011

La mayoría espera a Chávez en la bajadita del 2012

Que Hugo Chávez mantenga todavía en los sondeos tanta popularidad - aunque produzca reclamos íntimos al país, aunque nos haga hacernos preguntas difíciles de responder- , no debe agobiarnos hasta poner en duda la esperanza de sacarlo del poder democráticamente. Porque lo hemos demostrado ya en varias ocasiones, aunque no nos sean reconocidos los resultados y todavía esté fresca la última en la que se trató de ignorar esa mayoría con fraudulentas normas que desdibujaban la verdad y que desató los inquietos diablos de la cabeza de Chávez hasta hacerlo perder el control en una desborde indetenible que también lo ha puesto al descubierto ante el mundo. Este Hugo Chávez de hoy no tiene siquiera el beneficio de la duda en la opinión internacional. Todos, incluyendo sus socios y cómplices, lo conocen, saben quién es, cómo es y qué busca.


En estos momentos tiene pocos lugares que visitar. Puede abrazar mucho a Cristina, pero es incómoda su presencia. Su última visita distó mucho de que lo llevó allá con la muerte de Kischner cuando su rollizo cuerpo la recibió conmovido como amigo entrañable. Esta vez los argentinos vivían lo que nunca habían vivido: los ataques a la libertad de expresión en los atropellos a diarios importantes como “Clarín” y “La Nación”, esa historia repetida sin freno en Venezuela. Acaba de suspender su viaje a Ecuador donde iba a revisar proyectos con el hombre de la “sonrisita” , Rafael Correa, a quien los indígenas de la Sierra reclaman fraudes en un último referendo.


El “mejor amigo” de Juan Manuel Santos hace que Santos baje de popularidad, Lobo logra que Honduras intente otra vez y parece que con éxito su regreso a la OEA. Kadafhi, su amigo también, aliado, compañero del alma, la sigue pasando mal y esas regiones revueltas exigiendo democracia, le impiden darse una vueltita para caminar sobre alfombras rojas y saludar emocionado y tranquilo huyendo de esa otra Venezuela que ya es mayoría y lo espera en la “bajadita” del 2012. Mackled está ya aquí. Antes de su regreso a Venezuela, personeros norteamericanos se habían reunido con él. Su abogado afirma que en distintos lugares del mundo están las evidencias de lo confesado por Mackled.


Las computadoras de Raúl Reyes siguen hablando. Nadie se traga el cuento de este cambio de actitud con las fuerzas terroristas. La desconfianza de Hugo Chávez en su propio círculo es solo comparada con la de lo que le rodea en cualquier lugar que lo conozca. Ha venido abonando ese camino paso a paso.


Ya no haya que inventar: Ministerio para los afro descendientes. ¡Se empeña en incitar al odio!


Y Aristóbulo dicen que exige que se prohíba la palabra “mono”. Si es asi, mencionaré solo en confianza lo que he escrito varias veces: que es un “mono con huevo” con el poder.

miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Es que alguno puede olvidar todo lo que Hugo Chávez ha hecho en estos años?

En estas últimas semanas me he puesto a hacer una pregunta tonta:” ¿A qué le tienes miedo? Hay que contestarla rápido, sin preguntas como una que surge de inmediato: ¿Políticamente? Y no. Sobre el momento que vives, sea de esto o de aquello que te preocupe.
Las respuestas son varias, las reiteradas: ¿Qué no habrá elecciones?..¿Que Chávez no se irá? ¿Por qué no estamos en la calle? Y los que se interesaban más, pensaban segundos: ¿Será capaz este país de olvidar?
Esa pregunta es lógica. Nos conocemos. Y la Venezuela que hoy nos cuesta mucho aceptar, la complaciente, la que levanta el puño en concentraciones, teatros, la que mendiga y se deja conducir sin autoestima, la que pacta obscuramente, la que calla ante el delito, la que teme, la que se arrodilla, la que mira con envidia y odio, esa no quiere siquiera pensar.
“Venezuela es un país de amnésicos. “ Usted ha escuchado eso. Pero… ¿es que alguno puede olvidar todo lo que Hugo Chávez ha hecho en estos años? Esa encuesta de Gallup que cuenta de una Venezuela próspera y feliz tiene que ser manipulada, fuera de tiempo, interesada.
Basta verle la cara a Venezuela.
Todos los días la morgue se llena de cuerpos que ya no volverán a sus brazos queridos, que han provocado lágrimas que quedarán sin secar en esos corazones, la perversidad y la venganza, instaladas en el discurso del poder, toca a todos. Al padre que trabaja en su taxi, al niño que es blanco de balas perdidas, a la muchacha que salía a trabajar, al estudiante que transitaba por su universidad, el ultraje, la humillación, el agravio, la mentira, han copado los sentimientos, lastimado el espíritu del país. La ignorancia se nutre de la amoralidad y se arrodilla, la amnesia es un recurso inconsciente. Un gobierno que abusa de la impunidad, que tiene una permisología absoluta con el delito, que se hace el loco con sus bandas armadas o encapuchadas o motorizadas, que desde el Tribunal Supremo de justicia, el mismo que gritaba brincando con togas y todo, “Chávez no se va”, niega ordenarle al gobierno a rendir cuentas, el mismo que no permite a la Universidad Central instalar puertas para su seguridad y llora hoy a otro universitario asesinado por tres hombres armados en moto, el mismo que aplaude cadenas eternas que niegan la libertad cuando le dé la gana a Chávez, que ha militarizado la administración, envenenado a sus hombres, contaminado a un pueblo bueno.
No nos está permitido olvidar. No nos está permitido dudar. No nos está permitido ser indolentes.
El voto es el único instrumento que tenemos. Hugo Chávez ha hecho todo para degradarnos y convertirnos en lo que él quiere y lo hará si no respondemos abrumadoramente con nuestra voluntad democrática. Hay que ejercer con ardor el oficio de ser venezolano. No nos queda otra.