Aquí
están...los padres de Nicolas Maduro...la pregunta es hoy... ¿qué pasó con
ellos? En que ha parado la investigación
que iba a desplegar la Fiscalía de Colombia
¿Porque están desaparecidos?
¿Cuándo
ha escuchado usted a Nicolás Maduro reconociéndoles con amor de hijo algo que
nos dé una idea de sus sentimientos con quienes lo concibieron y trajeron al
mundo?
Por
allí circulaba una información sobre una
de sus tías y el lamentable estado en que se la encontró. Ayer, cuando de vez en cuando pasaba
sobre la impuesta cadena de horas y
horas. Y lo veía allí con la banda tricolor, tratando de reafirmarse ante las
hordas concurrentes de siempre, pensaba
en el cuadro de una situación normal en
la que estarían, por supuesto, sentados allí, esos padres perdidos en tiempo y
en olvido, tal vez las hordas respetarían con su presencia la vulgaridad y
violencia, tal vez Diosdado no hubiera
tenido que mentir para acabar con la cadena infinita acusando a la silenciosa
bancada opositora de escandalosa como
mentira oportuna porque la habilitante no se dio y era insostenible la presión. Porque la sola presencia de esos
dos seres humanos matizarían de ternura
el momento y el reclamo venezolano que
hoy siente este pueblo manso se acallaría
con los ancianos que por supuesto estarían orgullosos y felices. viviendo un momento feliz, tal vez nunca soñado
siquiera.
Esa
concurrencia barata, violenta, vulgar a la que estamos acostumbrados, no es
Venezuela. Esas son las células tarifadas y de terror que este cartel
tiene a mano. Pero no son
Venezuela.
Venezuela, la que todos los
días se insulta desde el poder, se amenaza, se descalifica y se humilla, somos millones de millones. Y rechazamos esa
figura que se auto condena cuando repite una y otra vez: “yo estoy aquí porque Chávez
me puso aquí.” La contradicción de la democracia, de la transparencia, el uso
amargo de la ignorancia y la miseria
para sus propósitos.
Maduro
habló horas de horas. Pero desde la
primera palabra todo era mentira. Porque
él es una mentira en sí mismo. Porque esgrimiendo la Constitución, la ofendía.
La gran ofensa de un estúpido empeñado en engañar. Nicolás Maduro Moros no
existe mientras su partida de nacimiento no
aparezca, y la Venezuela vejada, agraviada, ridiculizada por las instituciones culpables y cínicas,
sabe que esos millones lo reclamarán.
¡Y no les quedará más que rezar! ¿Y quién
sabe? Entonces Maduro tal vez rece al ángel
de la guarda que enseñan todas las madres:
“Ángel de mi guarda, dulce compañía”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu Comentario.
ISA DOBLES