El rostro de Venezuela



No hay manera de esconder el rostro de Venezuela. Porque responde a la necesidad, a la angustia, al requerimiento cotidiano de dar de comer a los hijos, al padre o la madre enfermo o anciano, es la misma de ver a los seres queridos llegar de dónde venían, es el horror de tropezarse con hombres uniformados que se perciben malos, porque a zutanito o fulanita asesinaron otros igualmente uniformados y no confían. No pueden descifrar si estos son los mismos que ayudan o matan. Es el dolor de esperar horas a la puerta de una morgue sin que le devuelvan al hijo, la hija, el padre, el hermano, aunque sea en pedazos para enterrarlo, y es la misma Venezuela que ve confundida y dolida amigos y vecinos uniformados de rojo en concentraciones que regresan después a la vecindad con “regalos” porque se negaron a sí mismos el derecho a estar o no frente al hombre que grita, que incita, poderoso, en la hipocresía del mediocre y la ambición del tirano

Y hoy Maduro, el ilegítimo, el que Tibisay acaba de “dar a luz” en una clínica de la Candelaria, no quiere que se informe. Que salga una sola letra que no obedezca. Y entonces “militariza” el silencio.

Es el propio mediocre que no se atreve a salir de su círculo y mete al país en un pedacito.se embriaga con la pretensión de ser el guarda de la patria que solo acepta muda y arrodillada. Lo otro, la escasez, etc. etc....los ocho millones que le rechazaron, no son la Patria. Pero si somos y estamos aquí, aguantando el aguacero de vanidad y despotismo. Por eso se votará. No por fulanito ni por zutanito porque me gusta como habla o el otro porque dice las cosas que yo quiero oír. Se vota por la unidad que dará cuerpo a su voto. Un cuerpo sin uniforme ni vanidades, un cuerpo expuesto como los nuestros a la perversidad y la cobardía que tendrá que entendernos y escucharnos para reconstruir esta desgarrada casa grande. Por acabar esta tragedia. Ya hemos aprendido bastante y tenemos que demostrarlo para que lo entiendan poder y liderazgo. Hasta que la ciudadanía constituida en voluntad nacional no sobrepase el peso de los dos, liderazgo y poder, Venezuela no podrá levantarse de esta ruina moral, económica, social, que enfrentamos.

Están asustados, tanto como desbocados.

No podemos ser los mismos, nos tocara decidir nuestra suerte allí, frente al voto que es la única arma de la democracia. Como el valor. No podemos dejarlo después en manos inciertas en la soledad de la misma venganza. Hay que cuidar el voto y defenderlo con la vida.