Aquel sencillísimo juego sobre un papel dividido en líneas verticales y horizontales que usted definía en letras e instrumentos y equipos bélicos: aviones, submarinos, helicópteros, etc. Colocaba en la A y tercera fila un avión, en la C y cuarta fila otro, entre la C y la D, en la fila quinta, un convoy. El otro apuntaba desde su propio juego y se eliminaban uno al otro. Lo que no se ponía era la gente. Y ese es el jueguito peligroso y perverso que estructura Chávez no en una hoja de papel, sino en esa psiquis desorbitada, narcisista y sicopática que le permite jugar fácilmente con los mapas, los intereses y los destinos de los pueblos y, por supuesto, holgadamente con los venezolanos. Ahora, además del imperio, de las invasiones calcadas de Cuba, de las milicias adolescentes, de las armas y del armamento en general, comprado y por comprar, de la urgencia convocando al venezolano a tener “un arma en la mano”, de tratar de impresionar y asustar utilizando como escenario tanques y armamento bélico detrás de él en sus cadenas mediáticas, vocifera que si “Santos gana en Colombia, podría generar una guerra”. Por favor! una guerra para “estrenar” el armamento que endeuda a Rusia?
El jueguito peligroso, que tampoco le funciona ya. Porque Venezuela no es tonta ni sorda ni ciega. Los desplantes, los desatinos, las desbandadas, las encuestas, los titulares internacionales, el “pelito e’ tuna” que es ya para Lula. Lo que le queda es una compinchería forzada por la regaladera. Si hasta da asco ver al Pepe Mujica llorando y a Cristina “jalando”.Y encima, allí tiene el resultado de las primarias de la oposición que, aunque con debilidades obvias, logró unir a la gente y alargar por horas el cierre en los centros de votación, que era lo importante. Lo que falta por hacer puede hacerse. Hay que ubicar a Mendoza y a Oswaldo. Pero ya el mensaje está claro: el país quiere salir de este horror y la Asamblea Nacional es un paso importante. Allí están los Kirschner, que ya no pueden frenar al Congreso.
Una Argentina dispuesta, con instituciones autónomas, votó -siete de cada diez- contra la pareja y ahora son investigados hasta por sus relaciones económicas con Chávez.
Chávez se pasó de la raya: 40 por ciento de aumento para los militares. Les arma, les manda, les compra uniformes, les diseña ropa, les impone cubanos y les compra la conciencia. Putrefacción y servilismo. Cuenta con que ese venezolano disfrazado, robotizado, dispare contra otro venezolano. En el juego de la guerra no hay gente. En la mente de Chávez tampoco. Son marionetas vacías de alma. Y eso no somos nosotros.
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ISA DOBLES