La
amiga que me envió la foto por tweeter
la tituló: “La paloma de la paz en la Av. Bolívar”. Nadie la
puso...Ella estaba allí como la
multitud...sin que la mandaran.
Henrique
llegó además con sus dos perros Mucuchies regalados en Mérida en su
campaña anterior, dos perros
hermosísimos que también fueron aplaudidos.
El ambiente era algo impresionante, recargado de emoción,
eso que abunda en cada acto, bajo el
sol inclemente que parecía no asustar a
nadie. Llegaba y llegaba gente, por túneles y calles y autopistas crecía
aquello que parecía no detenerse, aun
cuando muchos se devolvían, muchos venían. Y Henrique dio respuesta a la ansiedad.
Estuvo
impecable. Aguerrido, corajudo, directo. Admitió que hace unos días no hubiera
podido asegurarlo, pero que sí, que
ahora sí, que lo logramos. Llegamos. Y
vamos a ganar. No titubeó señalando desatinos, definiendo
manipulaciones y mentiras, tocó problemas y realidades, seguro,
desafiante. Solo frente a este reto inconmensurable, con el poder desplegado
sin ética ni consideración, lucía gigantesco allí, frente a la más grande
concentración desde 1999.
Al concluir el acto, su madre acudió a abrazarlo. Ya
yo lo estaba viendo por Globovisión después de caminar treinta cuadras que me
obligaron a reconocer mis ochenta años. Esa
imagen me tocó en lo más íntimo. Pensé en
las noches de angustias, de desvelos de esa mujer que merecía ese abrazo. Y en el muchacho que dejaba caer en ese instante presiones, ansiedades y hasta temores en aquellos brazos que lo venían cuidando desde los primeros pasos cuando daba tropezones aquí y allá que ella no podía evitar.
Ese lado humano, de esfuerzos
infinitos y distancias, de riesgos y sobresaltos, esos de necesidades y confusiones, uno nunca se los
permite con el luchador político, la maquinaria lo convierte en otra cosa que
no deja paso a la apreciación de esa
entrega de su propia vida.
Pero esta
Venezuela que cambió con Henrique, que cambió su agobio y su impotencia con
este muchacho retador y vigoroso,
sintió el abrazo...
Fue un instante de amor. Y de paz. Esa palomita se
detuvo allí, a las espaldas de Henrique porque sintió que hablaban de ella. Que
sería bienvenida.
Mejor dicho: IMPOSIBLE. Qué orgullo, tía. Qué momentos tan importantes estamos viviendo!!! Gracias por regalarnos siempre tus palabras perfectas... Y, así como lo dijo Henrique el día de la manifestación de los artistas, yo también te veía allí, sentada, guerrera, digna, y sólo sentía que quería llorar. Gracias por tanto!!! Jorge Antonio
ResponderEliminarQuerida Isa,recuerdo sus programas de TV ,al igual que muchos,crecí viéndola.El día del especial de los artistas con Capriles, lloré de emoción al ver tantas caras que ya no vemos. Que orgullo y que valor. UD siempre impecable en sus comentarios, siempre puntual. Dios nos bendiga a todos y permita, con nuestro voto decidido , consciente y contundente voltear esta nefasta página de la historia de nuestro país y reconstruir a una Vzla fracturada, dividida, herida en lo màs profundo, pero que sigue de pie, con la esperanza puesta en un futuro lleno de unidad, progreso, libertad y oportunidades para todos. Dios la siga bendiciendo , que hermoso ejemplo nos sigue dando a quienes la admiramos y respetamos. Un abrazo. EJRB.
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