Ahora resulta que la culpa de todo no la tiene “totí” como cantaba aquella viejísima canción, sino la televisión. Lo que queda de ella. La inseguridad, pues, esos 204mil 688 venezolanos que ya pueden ser tranquilamente más porque este mundo de mentiras e impunidad pica y se extiende y ya está visto que no saben cómo detenerla, son resultado de la televisión.
Desde 1999 han sido asesinados, pues, un cuarto de millón de personas por la televisión, en la que por cierto, la imagen más vista tenía que ser obligadamente la del difunto con sus cadenas infinitas, su discurso de odio y su chabacanería.
Con el discurso divisionista, incitador, y vengativo, comenzó a fracturarse lo más fundamental: los principios. Y por supuesto, como afirma el psiquiatra y amigo Franzel Delgado Senior, la lógica. Con ese discurso y en su afán por cobrar sus deudas personales, el “difunto” que quien sabe donde estará, en ese féretro sobre el cual se reúnen sus funcionarios para homenajearlo , en un lugar remoto momificando su cuerpo o todavía conservado en La Habana para un uso posterior , sazonaba el caldo de cultivo que exprimiría de los venezolanos débiles, desadaptados o ignorantes, lo más confuso y pobre de cada uno para asegurarse una población arrodillada ante un poder viciado que los utiliza mientras los humilla en limosnas y confusiones.
La violencia desatada por ese discurso más la incapacidad y hasta el cinismo para no detenerla, nos ha llevado hasta aquí. Se abraza y felicita al que hiere, ofende o mata. Y se acusa y codena a la víctima. ¿Qué venezolano hubiera querido ver como se disparaba desde Puente Llaguno a una gente desarmada? Y eso es todavía imagen “gloriosa” de la “patria bonita”. ¿Quien hubiera querido seguir con el alma en vilo los cuarenta días que se vivieron desde que a los hermanos Faddoul los secuestraron hasta encontrarlos muertos en los Valles del Tuy? ¿Y el asesinato del Fiscal Anderson? ¿Y las guerras en los penales carcelarios, muertos entran y salen? Y el desarme….qué? ¿Y los empresarios secuestrados y muertos? ¿Y las misiones y planes uno tras otro? ¿Y ese estilo de hermetismo perverso ante cada caso? ¿Y la madre y la hija asesinadas por guardias nacionales?
La delincuencia, las armas, el vandalismo, todo eso se permitía en el estímulo para provocar. La incitación a odiar, a la diferencia de clase, esa perversa manera de consentir lo peor, todo eso tiene a Venezuela donde está hoy y esos actores que han envenenado el alma, que han humillado, ofendido, insultado, desquebrajado el espíritu nacional no tienen autoridad moral para siquiera acusar a ninguno, organización o firma, porque ellos y solo ellos han envilecido y contaminado de sentimientos oscuros a Venezuela. Lo más vulgar, lo más cínico, la mentira, la manipulación, la crueldad y la venganza son los condimentos que este régimen aporta a medios y pueblo. Adormecer la conciencia. Hasta arrastrarnos en nuestras rodillas ante ellos. Y no.
Venezuela llegará caminando con sus piernas hasta la libertad. Que está allí. A pasos de nuestra voluntad.
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ISA DOBLES