Esta foto, de un Maduro redundante, tricolor, con cara de gafo y
rodeado de adulantes no es nada especial. La copié porque es, precisamente, lo monótono de la imagen,
lo que me parece indicado señalar: las
sonrisas y expresiones de quienes le
rodean, consentidoras y serviles. Y por supuesto, los personajes
que desde la pared, enfrentan las
cámaras. Bolívar, según la mente enferma de idolatría y obsesiones raras de su vecino en la pared. Ninguno
de los dos es real. Porque están
muertos. La gorrita del ilegítimo da su espalda al hombre que en sus cenizas,
huesos, o lo que hayan dejado de su cuerpo en este misterio para utilizarlo
en el engaño histórico tejido con
los cubanos entre brujerías y tecnologías, monumentos y afiches y camisetas que constituirán, como
en el caso del Ché, una divisa productiva. Los que las colocaron allí, lo deben haber hecho
solícitos y apuraditos como se obedece en la obediencia ciega y el “lacayismo” militar a los poderosos mientras duran. No
tienen idea de lo que cada cuadro viola ni que representan en la Venezuela de
hoy. Un Bolívar desmintiendo siglos de imágenes aprobadas por él mismo en miles
de “retratos”, con toques que quieren
reflejar subliminalmente el zambo que
era el difunto, y un difunto que hasta desde la grandeza de Canaima quieren
dimensionarlo para un pueblo que comienza ya a ver la realidad de la vida de
necesidades físicas, espirituales, económicas y sociales que destruyó la
ambición demencial de un militarcito
fuera de tiempo galopando sobre la ignorancia
y el fanatismo de una novela barata. Y allí están. Alrededor del títere. Entretejiendo
todavía con hilos de corrupción y venganza,, esta madeja tenebrosa de nuestro
destino. Prepotente, como todos los ignorantes. Esta foto tiene que ver con Globovisión.
Nos salvamos que se les olvidara que allí tienen aquel cuadro de Chávez en uniforme
de gala como Pérez Jiménez....porque la hubieran puesto!
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ISA DOBLES