Lilina Iturbe y Andrés Eloy Blanco se casaron en 1944.
Lo conoció en un matrimonio familiar en Valencia y “desde el comienzo comenzó a decir piropos ahí, como yo era romántica, me
interesó. Mi padre me lo presentó, él había estado “cucarachoneando con una de
mis primas Yo tenía las pestañas inmensas...y se paró allí y me dijo “Ah, no, tú
me gustas más que tu prima” Carita Marisalá présteme usted una pestaña, se me
ha olvidado la caña y voy al río a pescar”.
Este martes 6 de agosto se cumple un año más del poeta cumanés. Yo lo
admiraba profundamente, él llegaba y
llenaba el espacio de ternura, de gracia, de ese talento que prodigaba
con todos porque era como una bandera desplegada moviéndose libremente por la
brisa. Yo tuve el privilegio, además de entrevistar a Lilina un poco antes de
morir en una tarde inundada de su
presencia. Medio siglo le costó Andrés encontrarla. Y fue su amor definitivo. Andrés
había escogido vivir del lado de la dignidad y
en su patria amordazada de anhelos y libertad, nada iba a ser fácil:
¿“Tenía alguna
manía, alguna cosa que te
asombrara cuando escribía”?”:
En especial Andrés escribía al amanecer y con un mazo
de barajas españolas en la mano…. se
organizaba. Cuando tenía que buscar ideas, palabras, hacía un solitario y
regresaba a lo que escribía”
El alma de Andrés Eloy caminaba con Venezuela
su historia como tormenta azotada de dramatismo, AEB podía haberse conformado con el lamento de un canto
adolorido y gimiente pero eso era lo que querían los que le habían puesto
grillos en los pies y el alma Y eso no era Venezuela.
¿“Cuando escribió “Píntame Angelitos Negros” estaban
casados ustedes ya?”
La recuerdo buscando como respirar mejor ante la emoción
del recuerdo:
“No..éramos novios y estábamos conversando papá él y
yo, vivíamos en el Panteón estábamos hablando de cuando mi papá trabajaba en
Carúpano de ingeniero de los muelles con
los tranvías eléctricos y vivíamos al lado de un señor , Malavé, que era negro
que tenía un hotel, y llegó una comadre contando “Ay qué le parece compadre, se me murió el
negrito...! Bueno...ya estará en el cielo con los demás angelitos”.
¿”Pero comadre...le dice el Negro Malavé...cuando ha
visto usted en el cielo angelitos negros”?
Y allí, de ese Andrés Eloy de pueblo y ternura nació el reclamo hermoso que conmovió al mundo. Esa
sensibilidad tiene que mantenerse viva
en el alma de Venezuela. Ese es el llamado, no el puño en alto y la voz
altisonante histérica, insultante, es la mano extendida, la voz calma de la conciliación, la verdad como
guía, la nobleza escrita en cada gesto,
cada mirada, cada sonrisa.
Si usted no ha leído a Andrés Eloy, se ha perdido una Venezuela
necesaria para enorgullecerse, para llenarse el espíritu de la historia que hay
que ondear al aire como bandera de dignidad y amor.
Un par de veces, en mi casa, en la mesa, he leido a mis hijos "píntame angelitos negros"... este año lo haré nuevamente cerca de navidad.
ResponderEliminarAlberto Fuentes
Maravillada con la entrevista. Gracias Isa, por compartirla. Excelente homenaje a un año más del natalicio de este gran venezolano.
ResponderEliminarYo tengo 68,y conoci a la Sra lilina de Blanco,en el Edo Portuguesa Vzla,en tiempos Democraticos
ResponderEliminarMuy gentil y amable Dama.
Hubiera querido escribirlo yo, pero no puedo inventar la verdadera historia, amable, enriquecida y enriquecedora que tú tienes, querida Isa. Una maravilla saber, confirmar, más bien, que en ti también tenemos el archivo memorioso y la gloria de haber conocido a gente de tanta valía. en cuyo recuerdo no hay más que nobleza, bondad y mucho sentido de patria.
ResponderEliminarLa patria no da licencia para tirar la toalla y dejar de luchar por ella"
Por eso digo, Isa vale lo que en Oropeza!