sábado, 10 de agosto de 2013

No hay piedad ni respeto humano

Están desaforados. No se puede confiar en nadie ni en nada. La madeja entretejida entre oportunistas, canallas y el militarismo servil y “enchufado”, las desventajas de la Democracia frente al poder absoluto, la justicia impúdica, arrodillada, la Magistratura, sus fichas y testaferros, la amoralidad y la perversidad de la mano decidiendo sobre la vida de los venezolanos, el cartel tramposo y procaz condenando en los diferentes espacios a los “institucionales”, alienta hoy el ánimo contenido de los venezolanos.
Después de mi columna pasada en estas páginas y otra en mi blog sobre Diosdado Cabello, entran hombres extraños y armados a nuestro edificio. Los corren los perros que reaccionan ante la caída de una hoja. La policía que se llama y no aparece. Patria “segura” para la publicidad que ostenta fuerzas aquí y allá mientras siguen llegando cadáveres a la morgue. Allanan, amenazan, insultan...creen que son inmovibles, eternos.
 
Pero ante la convocatoria decadente, ofensiva, de un Maduro perdido en apuntes apresurados por el asesor histórico, que convierte la fecha en un sainete barato con un pobre muchacho expuesto al ridículo , una pobrísima asistencia se reía de sus tropiezos. Ante la pantalla que provoca, que llena con torpezas y mediocridad en cualquier tema que aborde, Maduro recibe a “la multitud que se ha desbordado a recibir al Libertador”. Millones y “millonas”...Pero la estructura, la maquinaria canalla sigue y sigue...La escasa gente es motivada a gritar “”Ua, ua, Chávez no se vá”! Levantan el puño, corean, se infla el orador, se atropella el pobre muchacho vestido para el papel. Pero Chávez ya se fue. No está. Y cada día menos gente va a ver un féretro cerrado donde presienten no hay nada.
 
¡Cómo se explica que se les niegue, hoy, con la más depurada tecnología científica, ver el cuerpo del ausente? Entran, violan, roban, acusan...Pero se llevan por delante, le caen a pedradas a los líderes comunales para recurrir a la farándula que por otro lado menosprecian, acuden a los que tienen precio, a los recién llegados al pastel y esperan repartir las guindas dulcitas. Simonovis, milagrosamente vivo después de ser violentado en sus derechos más justos, es devuelto en precarias condiciones a la prisión. No hay piedad. No hay respeto humano. Se niega, se desconoce la impugnación y ante la declaración de Capriles de ir a instancias internacionales, allanan y roban en la casa de Oscar López, presionan contra la oposición insultada y amenazada que no se rinde, cercan a opositores y embisten contra Henrique. Uno ve los rostros de los policías armados, rostros fríos y crueles. Trancan calles, merodean para sembrar terror. Hay que apertrecharse por dentro y por fuera. El momento nos exige mucho valor, mucha fuerza.
 
Solo nosotros, cumpliendo cada uno con el duro oficio de ser venezolano, podemos salvar a Venezuela.
 
 
Columna original para analitica.com 

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ISA DOBLES