viernes, 1 de marzo de 2013

Globovisión por supuesto es el objetivo

 

Desde hace unas semanas hay frente a Globovisión una lastimera y ridícula manifestación de “reporteros de la calle”, un solo hombre envejecido, un zombi amargado y disminuido con algunos carteles exigiendo al canal un “cambio en su línea editorial”, al que llevan comida y mantienen. Con eso me imagino se quitaron de encima otro de esos “compromisos” a los que no pueden ignorar que están desesperados como muchos otros venezolanos que no tienen acceso a esas respuestas rojas rojitas. Esa Venezuela extraña y sobretodo grotesca y sin futuro. La misma que trata de convencerse a sí misma que es Chávez, que esa adoración enloquecida, esa histeria incitada por el discurso irresponsable, le garantiza casa, créditos, hasta celulares. Que ni por un momento en esta inconsciencia enfermiza y alucinante se pregunta si el hombre que prometió todo está allí para cumplir, si está vivo, si esa prolongación estéril, volátil de su imagen realmente lo mantiene vivo y recuperándose para seguir prometiendo .
 
Frente a ese cuadro degradante, los estudiantes aquí y allá revelándose ante la infamia. Ese teatro que sobre la inquietud se niega acerrar el telón. Maduro se desgasta en discursos que pretenden infundir miedo, las amenazas y los que ya de manoseados dejaron de ser insultos como los de la ultraderecha golpista, ladrona o conspiradora, la burguesía vendida al imperio, indecente y amoral que se atreve hasta a hablar mal del presidente, pero fastidia. Ya no pueden sostener más el telón roído de ratas.
No saben cómo manejar lo que se les viene encima y que ya demuestran no solo los jóvenes, sino gremios y venezolanos de todas las edades. Esto no se aguanta más. Ante el mundo están desnudos de seriedad. De legalidad, Venezuela es una comiquita de triste final. El último acto de este teatro es el resultado de una fantasía personalista, vergonzosa. La oposición busca su equilibrio respetando tal vez demasiado unas reglas de juego que no existen para el chavismo. Pero ahí van. En desventaja, sin garantías porque los “transeúntes” del poder no saben como manejarse ante la Venezuela que no le da tregua en denuncias, reclamos, protestas.
Globovisión por supuesto es el objetivo. Sin esa pantalla recordando lo que quieren olvidar que dijeron o hicieron, sin el reto de la verdad frente a la mentira, del coraje frente a la vileza, todo sería más fácil. Cerraron Radio Caracas, robaron a Globovisión equipos y microondas, y no descansan en acabar con ella porque esa pantalla y esos hombres y mujeres que la hacen posible representan lo que quieren callar: la verdad que se oculta tras el poder perverso, la corrupción y la venganza.
Esto que han alimentado hasta hacerlo una realidad dolorosa, inquietante como es la diferencia de su gente, la fractura de valores y principios , la envidia y la pobreza de alma, esa es la deuda más grande y tenebrosa que tienen que pagar a Venezuela estos títeres desteñidos de honor y respeto humano.
 
Columna original para ANALITICA.COM

 

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ISA DOBLES