sábado, 23 de febrero de 2013

¿Por qué nosotros tenemos que ver fantasmas?

¿Por qué nosotros tenemos que ver fantasmas? ¿No es eso un atropello a nuestra psiquis de pueblo?

Nada más lejos  de mí que usurpar la autoridad de los  siquiatras o sicólogos. Pero esto no es justo ni normal. Es una carga muy pesada para una población confundida entre  debilidades de personalidad y emociones, todos los días algo estremece o convulsa nuestro espíritu, y la mayoría de las veces son agresiones  contra las que no estamos preparados. Porque del venezolano se pueden decir muchas cosas, pero  este ha sido en su gran mayoría un pueblo bueno, bondadoso, cálido. Pero estos catorce años han hecho realmente mella en nosotros. Hemos recibido  una constante   descarga  de ataques a  los límites que  soportan   nuestra capacidad de  defendernos, de fortalecernos frente a la vida. Esas leyes no escritas que son los principios, han sido destrozados en propósitos  personales, en ambiciones y vicios. Lo que nos enseñaron que era bueno nuestros padres y abuelos, los cambió el poder en manos de un hombre enloquecido de poder, inculto, empobrecido de envidias y odios , que como barato actor de telenovelas , les atrapó en un hechizo enfermizo de promesas y venganzas.  Cuando ya ofrecía hervir cabezas de adecos en aceite, ese pueblo desgastado  en su esperanza, aplaudió. El discurso vengador  se convirtió en cartilla diaria, en casette  aprendido de memoria, en letanía..Los muchachos que   llevan catorce años y roban, asesinan,  secuestran, son calificados de “delincuentes de la cuarta”. Y así se fue transformando este venezolano limosnero que   es conducido sin compasión a la mentira y la violencia. Que tendrá todavía que enfrentar el engaño y la mentira  que es esto terrible  de un inmoral golpe de Estado a  nuestra soberanía, nuestro destino, nuestra vida. Venezuela no es esto. Esta locura malsana,  amargada,  que no se atreve a mirarse a los ojos. Que tiene que conformarse con el cuento de otros, con la sombra fantasmagórica que corre por espacios vacíos, o aceptar que “Ahora su trasero” es de Cuba, o que es Chávez. Cumplir con el oficio de ser venezolano es lo que nos exige Venezuela. ¡Ahora!

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ISA DOBLES