Hay mucho que esconder y el tiempo corre implacable.

El ministro para la Comunicación e Información, Ernesto Villegas, informó la noche de este jueves “que la insuficiencia respiratoria del presidente Hugo Chávez persiste y su tendencia no ha sido favorable, por lo cual sigue siendo tratada”.

 

O sea, la “cánula traqueal” que no estaba en Diciembre y ahora está , las declaraciones del “yerno” que decían que Chávez no podía comunicarse pero hacía todo  para lograrlo, eran ciertas…. La cadena de mentiras, de engaño al  pueblo venezolano que aturden con “paquetazos”, ataques a Globovisión, despojos y amenazas, arrogancias vacías, insultos y provocaciones, sigue y les va a explotar en las manos. Ya no se puede “enredar mas el yoyo”. Están acorralados por la realidad aterradora que no saben cómo enfrentar. Erráticos, prepotentes, enfrentados, siguen manipulando la salud de Chávez  en contradicciones  ridículas y torpes.

“Villeguitas” acepta que  la insuficiencia está allí…pero se niega a aceptar que es resultado del cuadro  canceroso: “En cambio, el tratamiento médico para la enfermedad de base continúa sin presentar efectos adversos significativos hasta el momento.

O sea, no tiene nada que ver con la enfermedad base, no es vinculante, es extemporánea, ¿Hasta cuándo?

 

Cuentan con la ignorancia, con la necesidad humana que  existe, con los regalos publicitados en todos los discursos, para seguir mintiendo y mantener esperanzado el espíritu incitado al odio y a la adoración.

 

Entonces…. ¿Cómo está Hugo Chávez al fin? Capacitado para  decir por lo menos, “Si, juro”. Y después….?

 

¿Saldrá este pueblo de esta locura para  reclamar  este manoseo cruel de sus sentimientos?

 

¿Qué más harán además de Globovisión y Simonovis, ese empeño canalla contra los principios, esa puñalada  mil veces  asestada al cuerpo sangrante de Venezuela? Otra vez se permiten las suspicacias, las ansiedades….

 

Entonces….¿llegó muerto? ciertamente embalsamado. Ahora la cosa es entre nosotros: aquí, frente a los venezolanos que lo quieren y los que le rechazan, no están Fidel ni Raúl: solo un agujero negro, horrible, lleno de serpientes venenosas.  

 

El teatro sigue en el espectáculo tenebroso, macabro, de los títeres que  desprendidos de las manos que les sujetaban en hilos retorcidos, dan tumbos aquí y allá. Es el momento de la verdad.

 

Los mentirosos tienen miedo. Son peligrosos. Hay mucho que esconder y el tiempo corre implacable.

 

¡Alerta, Venezuela!