Es de señalar que el permiso dado por la Asamblea Nacional en diciembre del pasado año, que determinó una falta temporal, fue un permiso otorgado al Presidente en ejercicio y no al Presidente Electo y, puesto que el mandato del primero termina el 10-1-2013 y el del segundo se inicia en esa misma fecha, se trata de dos períodos presidenciales distintos aunque sea la misma persona quien ejerció y ejercerá la Presidencia de la República. Este es otro de los válidos argumentos que pesan sobre todo este espectáculo lastimoso y voraz que estamos viviendo.
Ni en la más espantosa pesadilla podía uno imaginarse a estos hombres desbordados de un poder que no les pertenece, manoseando la razón constitucional y la ignorancia de un pueblo que todavía encandilado con los chispazos de una intención perversa que sobornaba su espíritu, no acaba de articular defensa alguna contra lo que le cae encima. Estos dos, Diosdado y Maduro, no los eligieron ellos.
Los ojitos verdes y el verbo chocante, no tienen ni la fuerza ni el sentimiento histriónico pero efectivo del que los abrazaba, los estrujaba, les prometía, no importaba si no cumplía, ellos lo justificaban desde ese espacio que uno tiene abierto: la esperanza. Pero estos no tienen nada que ver. Están como atorados con el poder que les ha caído encima.
Ya Diosdado mandó otra vez a Conatel a Globovisión, tiene que cobrarle a la pantalla informativa que es la única voz opositora, todo lo que el siente que le es peligroso, y que por supuesto, es esa imagen tenebrosa, denunciada, enriquecida según las denuncias, poderosa, que baila una danza grotesca y extraña frente al momento que hoy vive el país manejando como titiritero al pobre Maduro en pactos sombríos que alguna vez saldrán a la luz espantando la historia. Han puesto cordones frenando la inquietud de un pueblo que desconoce, teme, no puede decir del día de mañana. No se atreve a preguntárselo el mismo. ¿Está vivo Hugo Chávez? ¿O está embalsamado en un cuarto refrigerado del CIMEQ agotando la voluntad y la fuerza de un pueblo contenido, amenazado, al que se provoca cada día a salir a la calle para acabar con el? ¿Cómo se matan 6 millones y medio de personas?
En esta conjura obscura, alienante, invitan a mandatarios al acto de una posesión que ya está negada y algunos humillados, temerosos de no recibir más lo que les regalaban, se comprometen a venir en una intromisión injustificable.
Pero nada ni nadie puede cambiar lo que se le hace a la decencia, a la razón, a la verdad. Lo que queda de decencia, de bondad, de fuerzas, está allí. Y sólo está en las manos de nosotros.
Asumirlo es nuestra responsabilidad. No es hora de tener miedo.
Absolutamente interpretado en esas lineas. Que indignante ha sido este 10E 2013
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