lunes, 19 de marzo de 2012

La incapacidad de gerenciar las emociones.

El CICPC es sencillamente y también, resultado de este altísimo índice de violencia que vive el País. Desde que llegó al poder y aún desde antes, Hugo Chávez h venido instando al venezolano con un discursito de odio, de venganza, de amoralidad política, de frialdad humana, que no puede ocultarse en el momento de hacer una reflexión sobre lo que vivimos. Porque eso está enquistado en la voz del poder, porque está en las manos del poder detenerlo y no lo hace porque ese discurso aviva la amargura de lo peor de nosotros como pueblo pero con eso, ya sea por ignorancia o por miedo, cuenta Hugo Chávez. Y los funcionario policiales, los soldaditos que siguen sosteniendo las puertas de los carros de los generales y aplaudiendo los chistes malos de sus superiores, los cuerpos de seguridad que tienen que obedecer y bajar la cabeza, también reciben esa carga que directa o subliminalmente apunta a ellos en cada discurso, cada convocatoria, cada declaración. Porque cuando Chávez necesita avivar todo eso que continuamente alimenta, como una historia trastocada por sus complejos ,la diferencia de clases, la desigualdad, cuando se afinca en viejos odios, Chávez no tiene escrúpulos en el daño irreparable que causa al espíritu de los venezolanos, como hiere su confianza, como resquebraja la ilusión. Al parecer y hasta ahora, un solo hombre disparó seis tiros. Quien es ¿Cuál es? Cuál ha sido su trayectoria? Cómo es su record, su camino hasta ese lugar, allí, de donde podía disparar esos seis tiros? Si habían doce hombres allí….no eran capaces de enfrentar a la camioneta que retrocedía de otra manera? Si ese funcionario tiene una hoja de vida responsable, efectiva, razonable y preparado para estar allí, armado, ..¿Qué pasó? Y si no lo es…Si no tiene la capacidad para gerenciar sus emociones, si sólo por ser dueño del poder del arma, acababa con la vida de un muchacha de diez y nueve años llena de sueños ..? Hoy, en Venezuela, hay miedo. Hay desconfianza. Lo que se convoca desde el poder, lo que contamina al otro venezolano de odio, causa terror porque es como la gótica de agua que horada la piedra. Detener la camioneta y ver el rostro joven , asustado, buscar la explicación…No. El disparo. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Mientras la familia enterraba su alegría, su amor, mientras despedía el cuerpo querido, Hugo Chávez cantaba, bailaba, amenazaba, desde el “balcón del pueblo”. Enamorado de sí mismo. Enfermo. Esa es la Venezuela de hoy. La que ya no puede más!

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ISA DOBLES