jueves, 7 de noviembre de 2013

¿Qué hace el Papa con los regalos que le dan?


Debe haber un sótano, un lugar muy especial para ellos. A lo mejor lo dividen por países. Estará un experto que clasificará todos, escribirá su historia y será el “maestro” de los guías que los enseñen a los grupos visitantes. Yo no tengo la más mínima idea. Busqué en Internet para informar explícitamente pero no encontré  la ubicación.  No importa mucho. Porque  yo voy a escribir sobre lo que le lleva Capriles que no se ve.  Todo lo que vemos en esas mesas  es parte del protocolo, imágenes, cuadros, documentos. Dicen de nuestra artesanía y  nuestro cariño. ¡Imposible para el Papa retener todos esos regalos en la mente! Capriles es el que le va a llegar al alma.  Porque lleva esta Venezuela desgarrada en su cuerpo, violada mil veces en sus leyes,  sangrando el corazón en hijos  perdidos, en hermanos y padres que ya no se vieron más nunca  ni escucharon  otra vez en saludos, regaños o bendiciones, sueños hechos trizas en  manos de asesinos permitidos en el rojo  odio del poder. 

Henrique  es el vocero del dolor y la impotencia, del ventajismo y  la venganza. Pero Henrique lleva también la esperanza. Todo ese arsenal de sentimientos y emociones  caerán sobre  Francisco, el hombre, para interpretarlos  en su condición  de Papa y ofrecer la palabra justa, alimentar la fé  y evaluar el juicio  oportuno, oteando  matices  que permitan entrar  la luz sobre la tierra llorosa. Sin que  el encuentro sea espiado por  el difunto  o el Che, sin un Bolívar  incómodo colgando para la ocasión, la historia diaria de la Venezuela  de colas interminables buscando leche o medicinas, el discurso imbécil de un hombre que  no es legítimo para gobernar, la perversidad de un militarsote inculto escupiendo insultos y vulgaridades,  unas Fuerzas Armadas disparando contra  ciudadanos     aquí y allá, Capriles dirá lo que el Papa  debe saber. El hombre de paz  sabe quién es Capriles. Como siempre supo quién es Maduro.
Cuando Henrique salga del Vaticano, el Papa no volverá a esos regalos de amor, impaciente el alma, inquieto el corazón. Conversará con Jesús que también conoce bien la historia.

Tal vez nunca vuelva a ver la Virgen Pastora de Lara o el José Gregorio Hernández que paciente espera que se acuerden de él.. que le llevó  Capriles, pero esa Venezuela  de lágrimas y esperanzas que dejó Capriles en su corazón, lo acompañará en oraciones y silencios.

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ISA DOBLES