viernes, 22 de noviembre de 2013

¿Dónde empieza la mentira de la “patria segura”?




Anaqueles vacios....
Como estas mujeres, muchas  madres no  corrieron a vaciar anaqueles obedeciendo la orden del “impugnado” Maduro. Sus brazos no tenían espacio para cargar más nada que la figurita amada quejándose, sus piernas no podían correr sino hasta donde  atendieran su angustia, calmaran el quejido del hijo enfermo, su mente no obedecía sino a ese tormento terrible, incomparable y único del  sufrimiento de su hijo…. 



¿Esta foto la verá en Miraflores?

¿La “Defensora del Pueblo” verá en ella el atropello a los derechos humanos que se empeñan en ignorar en discursos, publicidad y declaraciones infelices?

¿Esa mujer en el suelo, el rostro tapado, el hijo en brazos…no le dice nada a   Rodriguez Torres?

 En ese show que es el “gobierno de calle”, se ha acercado a  este cuadro terrible, deshumanizado en cualquier hospital  olvidado porque no se reinaugura o se usa en una  bien montada propaganda  oficial? La otra mujer de espaldas también en ese desvelo trágico de la indiferencia y la incapacidad…cómo se habla de una Venezuela “bonita”?  ¡Hay escasez, claro que la hay! De verdades, de realidad, de consideración! Hoy Venezuela  es esta foto y la escasez no es solo de alimentos, medicinas,  sino de atributos morales, de principios, de moral. Esto es una violación de todos los derechos y todas las leyes. Nos ahogamos respirando el mismo aire que los usurpadores de todo, contaminando todo, manoseando todo! Colas por comida, llanto por presos,  miedo por bandas y violencia,   el “saqueo” incitado,  el cinismo  en la mentira y la manipulación, el muro de silencio para ocultar  el engaño y el abuso. ¡Pero allí está!  Nada es más doloroso que el dolor del hijo! Y más cuando   el cuerpo  que lo protegió en su propio cuerpo está cansado, desolado en su  desesperación.  ¿Ese niño pequeño…qué sufre? ¿Qué tiene en su manita? ¿Dónde ponerlo a descansar de la angustia de la madre que se siente en la piel, en el latido  inquieto de su propia  soledad?

Esta es la Venezuela que nos necesita.   Y seremos cómplices de su dolor  si no luchamos por cambiarla.

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ISA DOBLES