Yo almorcé con él en La Habana.... |
Permítanme ese recuerdo personal. Lo cuento en mi libro, “personalmente Fidel”. Yo creí que no podría de verdad contener mi emoción. Me tomó mi tiempo asumir que aquel hombre que admiraba de toda mi vida, que había seguido con tanta devoción, estaba allí, tan cerca, hablándome, sonriendo, compartiendo.
Fidel me presento como autora de entrevistas imaginarias sorprendentes y “maravillosas” y él sonrió halagándome: .-“Entonces sería un verdadero honor para mí”. Para soltar después la risa Cuando Fidel terminó de informar:”...pero son sobre personajes desaparecidos”. “Entonces, -aceptó- todavía no “, Después viajaría a Venezuela donde lo esperaba Carlos Andrés Pérez, invitado por la Universidad de Carabobo. Estaba todavía casado con Winnie, de quien se divorciara después para casarse de nuevo cumpliendo sus 80 años. Todos los honores le fueron conferidos...Pero este hombre era el premio de un mundo que lo necesita en toda su dimensión humana y lo seguirá necesitando porque necesita de él como guía y como incentivo en la lucha por encontrarse a si mismo en la libertad y la paz. Veintisiete años en prisión y la mano extendida a todos, amigos y enemigos al salir. Primer Presidente negro en la historia de Sudafrica, Premio Nobel de la Paz, el preso político más trascendente de la historia. Me parecía imposible estar allí respirando el mismo aire que él. Delgado, elegante, cordial, paciente y humilde con lo que sentía en las miradas, las palabras, los gestos. Recordó la posición de Venezuela solidaria, desde 1961 cuando Venezuela votó en las Naciones Unidas contra su enjuiciamiento y apoyó la solicitud internacional exigiendo su liberación y , recordando también que nuestro País solo comenzó relaciones diplomáticas con Sudafrica el 3 de Diciembre de 1993 a la caída del Apartheid, abriendo su Embajada en 1995.
A sus 94 años y con una lesión pulmonar que le acompaña desde sus años en prisión, Mandela mantiene al mundo que lo ha seguido y lo quiere, contenido en dolorosa expectativa. Ese mediodía, cuando nos levantábamos terminado el almuerzo, le pregunté: “ ¿Que nos falta, Presidente...? Me puso la mano en el hombro y yo sentí que me tocaba el mundo en toda su soledad y su angustia. Solo él podía provocar eso Estaba segura que iba a contestarme “amor”. Pero no. “Comprensión”.-dijo suavemente, mirándome en pregunta ansiosa..”understanding”...y todavía repitió:”comprehension”....
Entendernos, aceptarnos, conocernos...comprendernos. Amarnos sobre la razón misma y la sin razón parece menos difícil. Nelson Mandela ha hecho más de lo que le exigía la vida. Es un hombre de luz que iluminará siempre.
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ISA DOBLES