martes, 16 de octubre de 2012

Para Henrique Capriles Radonski


Esta columna es para Henrique Capriles Radonski. Porque si algo nos hace falta, después de casi cuatro meses de encontrarlo defendiendo con ardor lo mismo que yo vengo defendiendo desde casi toda mi vida que no es otra cosa que la felicidad y el progreso para mi País, me ha hecho una inmensa falta abrazarlo, reconocerle su entrega, su dedicación, su valor en esta lucha.

Henrique mantuvo la ilusión, dio vida a la esperanza. Frente a la terrible maquinaria del poder, la fractura de principios y el cinismo, la desigualdad y la violencia, alimentó con su personalidad y su entusiasmo la fe en nosotros mismos.

Yo sigo creyendo que aquella imagen de Leopoldo y él juntos cambió nuestra historia y ninguna historia, enfrentando la falta de escrúpulos y de miedo, se escribe en días.

Creo que nos ha hecho una gran falta no encontrarnos, que así como cada acto de Capriles nos llenaba el día y la ilusión de lo posible, cada uno y todos necesitábamos reencontrarlo frente a frente, compartir con él el pesar profundo de lo inconcebible, de esta Venezuela que sin tregua alguna, golpeó el asombro, la reiterada visión de la Venezuela indefensa, todavía cándida en su concepción de una personalidad que sobrepasaría la depravación de un proyecto político, militarista y absoluto.

Ese vacío, de la figura vigorosa, transparente, ha sido muy grande.

Nada iba a compensar la contundencia de los encuentros, la gente agolpada, alegre, los rostros emocionados, pero compartir ese sentimiento que tenía que resolver cada uno, después de tantas preguntas en el aire enrarecido, necesitaba de la motivación de ese reencuentro, ninguno podía llenar el espacio en el espíritu adolorido.

Escribí columnas, llamé a todos los que podían escucharme, dejé recados telefónicos y colmé redes con mis mensajes de apoyo y mi respeto a Henrique Capriles.

Creo que al país que lo abrazó, mezclado sin miedo entre multitudes, que votó por él, que sigue necesitando lo que él representó que era nuestra propia necesidad y nuestro rechazo a tantas agresiones, querria recibirlo en su propia sensación de indefensión y forzada aceptación perturbadora.

Por eso nadie llenó la expectativa, porque ninguno podía desmontar en nuestro espíritu la importancia del “capitán del equipo”. El equipo de seis millones y medio de venezolanos rumiamos nuestra impotencia y nuestro asombro cada uno a su manera.

A mí me hizo falta que mi “capitán” impulsara mi confianza, compartiera mi ansiedad y calmara mi inquietud.

Ojalá lea mi columna. O alguno le comente mi ratificación de respeto y reconocimiento por su esfuerzo, por reactivar la ilusión, por señalar camino.

Y aquí estamos. En la lucha. Porque lo que necesitamos cambiar no ha cambiado. Todo lo que nos detiene para ser libres, sigue allí. Hay que seguir luchando para hacer posible lo que parece imposible.

Y allí nos encontraremos.

¡Y hasta tal vez pueda darle el abrazo que quería darle!



Columna publicada en NOTICIERO DIGITAL el 06/10/2012

1 comentario:

  1. Hay un vacío en el día que aun no hemos logrado llenar..y es esa alegría que nos inundaba el ambiente al ver por donde estaba Capriles hoy, en que pueblo estaba dando su discurso, muy corto siempre, pero extremadamente intenso, ver esas transmisiones..Yo extraño ese entusiasmo, esa alegría que había en todas partes, pareciera como si la Navidad, se hubiese adelantado en esos 4 meses...Y ahora...

    Ahora este vacío tan inmenso, tan lúgubre, que sabemos que habrá luz...pero ignoro en que momento la veremos.

    Por eso difiero cuando Henrique Capriles dice que él perdió como candidato presidencial..... y no es así...Verdaderamente quien perdió fue Venezuela.

    Un gran saludo.

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ISA DOBLES