Resulta
verdaderamente impresionante ver a Nueva York como la vemos desde ayer y para
quienes la conocemos y sentimos algo por ella, doloroso. Yo tengo hijos y
nietos allá, además, y no me despegué por un instante de la pantalla que me
unía a lo que estaba pasando con los naturales temores ante el desastre
anunciado.
Y por supuesto la menos
indicada para hacer una valoración de cómo se ha manejado la inmensa
maquinaria lista para responder la
arremetida de la “tormenta perfecta” es cualquiera desde otro lugar aunque
tenga allá el corazón. Hasta este momento, se contaban 22 muertes. Y con todo
lo terrible de este desastre, la inmensa ciudad estaba preparada.
La Naturaleza, menos canalla que el terrorismo,
se anunciaba. Y la tecnología la seguía paso a paso. Los reporteros se bamboleaban bajo su fuerza pero allí
estaban informando en un derroche indiscutible de pasión y entrega.
A
escasos días de las elecciones, alguno dejó caer el comentario sobre los
candidatos. A cual beneficiaría esta tormenta? Y uno, hastiado de tanta
politiquería lo rechaza íntimamente
porque ya está bueno del mundo entero
confundir las cosas cuando se trata de tragedias humanas. Obama que ha venido
trabajando firmemente a favor de un
equilibrio social y que ha tenido logros a pesar de la posición de los republicanos en el
Congreso, asumió la presidencia en condiciones extremas y ha conseguido
mantener este gigantesco barco a flote. Pero por supuesto que frente a esto es el responsable absoluto. Y
va a ser muy difícil que sus adversarios no lo aprovechen. Es de esas
pruebas inesperadas que se dan a los pueblos para usar su razón sobre sus emociones.
Nueva
York es la ciudad que uno sueña con conocer y cuando la conoce, con todas sus
contradicciones, se enamora de ella. Un gentío en las calles, pero uno se
siente libre. Razas, colores, religiones, culturas, uno se reconoce en el chino
que sonríe y el ecuatoriano que saluda.
Todos estamos. Por eso los aviones que cortaron en pedazos las torres gemelas
nos estremecieron y “Sandy” nos mantuvo alertas. Es la “gran manzana”. New
York!
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ISA DOBLES