El 26. Llueva, truene o relampaguee

El CNE se reunirá con CONATEL. O sea, “los mochos siguen rascándose “juntos. “ Cada vez que uno lee o escucha a las instituciones u organismos oficiales y que “trabajando por el pueblo” sabe de inmediato que trabajan para Chávez y su obsesión de poder. Y es que cuando uno lo vé, con sus costosos relojes, sus cuatrocientos fluxes que una vez hasta lo comentó en un chiste malo como todos, sus Mercedes Benz blindados apantallando después de caminar por la alfombra roja de turno, tan gordo como una vez nos sorprendiera Rosendo desde un tanque, con sus caravanas de seguridad y “camaradas” que lleva en uno, o dos, o cuantos aviones necesite con los dólares de viático y los costos que ocasionan, cuando ve, siente y rechaza el servilismo que lo rodea y lo hace sentir un Dios, tiene que preguntarse: “¿Y este hombre va a permitir que esa otra Venezuela que abrió los ojos, que sufre todos las violaciones y atropellos, democrática, lo baje de ese trono?
Este hombre que se ha llevado toda la decencia del pais, consintiendo los atropellos a leyes y derechos, descalificando a Venezuela en corruptelas, complicidades terroristas, ¿puede aceptar limpiamente unas elecciones que lo debiliten? Hugo Chávez no es lo que hoy tiene. Nada de lo que tiene, con excepción de los suyos, es de él. Ni Venezuela ni sus recursos ni sus hombres ni sus mujeres ni su historia ni el petróleo ni el dinero ni los carros nisiquiera la ropa ni los relojes. Son “por ahora” el botín de un golpe de suerte que usurpa un militarcito de poca monta que conformó un grupito de soñadores amargados que lo endiosaron por conveniencia.
El Hugo Chávez que yo conocí en la Academia Militar, gris, de subordinado complejo, flaco de todo, de cuerpo, de mente, de poder, está allí, en un espacio contenido que el personaje mantiene encerrado, que de repente cuando tiene miedo sale y llora en brazos de un obispo o pide que lo saquen a Cuba o llora aterrado y que es también el que vocifera rodeado de gorilas, insulta, dibuja a Fidel Castro, es pelotero, médico, perforador de túneles, chofer, conductor de metro, toca maracas, baila joropo, canta coplas, miente y manipula. Su mente le da para todo.
Venezuela, esa que teme, esa que quiere provocar y no se atreve, esa que llora seres queridos todos los días, esa que llora por sus empleos y lucha por sus empresas y es allanada o expropiada , esos hombres que no ven crecer a sus hijos contando los días esperando de su gente que defienda la libertad, puesta en duda por su mansendumbre, criticada por su capacidad de olvido ,acusada de ligera y cómoda, tiene, si quiere cambiar todo esto, tomarse en serio su responsabilidad ante la oportunidad que está a la esquina, el 26 de septiembre.
No porque lo pidan políticos o porque lo convoque la Mesa de la Unidad. Porque la convoca su angustia. La convoca su alma impotente y hastiada. La convocan sus hijos y sus nietos. La exige el dolor de unos y la rabia de tantos. Cada uno y todos tenemos el arma más efectiva: el voto. Solo la gente puede hacerlo. Hugo Chávez puede encarcelar a mil, dos mil. Pero no a siete, ocho millones. Que somos los que no podemos vivir con una bota encima. El 26. Llueva, truene o relampaguee.