martes, 8 de junio de 2010

Nuestro destino está en nuestras manos.

Uno no quiere escribir todo el tiempo sobre Chávez. Pero hoy es casi inevitable. Como un volcán sobre tu casa. No quieres abandonarla, te informas, te dicen que cesarán las cenizas y las piedras, que el rojo intenso amenaza pero no hará erupción todavía.

Pero cómo puedes poner de lado el volcán? Tu vida depende de ello, del seguimiento de su despertar que les amenaza. Otros dicen que Chávez es un cáncer. Que está haciendo metástasis en el cuerpo invadido de Venezuela. Como lo definamos, lo único claro es que la víctima es Venezuela. Y por lo tanto, ella y sólo ella puede, con su voluntad y sus ganas de salir de la amenaza del volcán o del cáncer, hacer algo para mitigar la contundencia de ambas amenazas. O por lo menos, y no es lo más merecido, sobrevivir. Y Venezuela no es sólo petróleo, ni Canaima, ni Bolívar, ni Chávez ni Andrés Eloy. ES todo eso y nosotros. Que somos la voluntad humana, los obreros de la democracia, los que la habitamos, la trabajamos, la sufrimos y la lloramos de alegría o dolor. El alma del territorio. Porque Chávez no va a cambiar nunca. Aunque el quiera, no puede cambiar. -Sobre la personalidad no se puede actuar. Aquí no podemos esperar paz mientras el presidente de la República sea Chávez. Porque Chávez no es que no quiera ser distinto, es que no puede ser distinto. Biológicamente está diseñado para hacer lo que está haciendo. Y ni que él se lo propusiera pudiese ser distinto. Mientras no entendamos eso, no vamos a comprender por qué le estamos declarando la guerra a los Estados Unidos, o por qué un gobierno que habla de paz anda comprando cien mil fusiles a Rusia o porqué desajusta la vida y la paz en Latinoamérica.

-Chávez y Castro, aunque intelectualmente son diferentes (el primero es el guerrero y el segundo el oráculo), deben tener personalidades muy parecidas. Para ser un dictador durante más de cuarenta años, Castro debe tener, sin duda, una estructura sicopática. Si no hay una estructura sicopática, no se puede ejercer la dictadura, porque la dictadura es violación de los derechos de los demás; el irrespeto de los límites; conflictividad; es crueldad. Y eso una personalidad sana no lo puede cohonestar. Ninguna persona que no tenga un componente narcisista, creerse superior a los demás, puede ser dictador. Porque precisamente el dictador lo que busca es poder; sumisión; subyugar eternamente.
Esto lo saqué de una estupenda entrevista realizada a una de las personalidades científicas más destacadas, siquiatra. El Dr Franzel Delgado Senior. Quien además sostiene:
-En el caso del narcisismo, la percepción que la persona tiene de sí misma está fuera de la realidad; es exagerada; tiene la convicción de ser única; se siente por encima de los demás. Cualquier mala acción es posible para satisfacer esas necesidades narcisistas de la personalidad. Como los narcisistas se creen predestinados para una situación muy especial, perfectamente es factible que puedan abrigar el temor de que hay gente interesada en eliminarlos. El temor del Presidente ante un magnicidio es absolutamente justificable. Si revisamos las estadísticas universales, encontramos que una proporción muy significativa de personas con trastornos sicopáticos termina muerta. Porque son agresivas, son conflictivas, violan los derechos de los demás, y, en algún momento de su vida, alguien les cobra.

No podemos dudar, pues, que nuestro destino está en nuestras manos. De más nadie.

1 comentario:

  1. Hugo Chavez tú destino es un CONTENEDOR de Basura.

    Firma. Pipote de basura

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