Yo quiero creer que estamos trabajando para la “emboscada democrática” del 26 S. Cuando no habrá un solo centro de votación sin una cola apasionada y resistente esperando dar un voto valiente y sólido por la democracia.
Yo quiero creer, intensa y dolorosamente, que este país ha entendido que esa elección que cambiará las reglas de juego infame establecidas por un teniente coronel empujándonos al pasado tanto, tanto, que lo que nos falta es que prohíban las faldas cortas, los jeans, las misas y los carros y hasta reírnos. Lo que le provoque al “comandante”.
Yo quiero creer en este pueblo venezolano que como decía Bolívar es más “caribe” que “tonto”.Sé que este domingo, día del periodista, había actos distintos como la toma de semáforos, por ejemplo. Y que estaba ese juego de la Copa mundial que todos esperábamos. Pero como a México, un gol injusto golpeó la emoción. A la convocatoria hecha por Globovisión, a los esfuerzos de algunos que trabajaron sin descanso previendo que el juego fuera obstáculo para acudir, no respondió la oposición que es quien respira todavía por el oxígeno que significa la única pantalla señal abierta que expone su personal y hasta sus vidas por informarles lo que realmente sucede en el país. No es que no hubiera un grupo importante, porque lo había. Pero no el que merece Globovisión.
Allí estábamos Alberto Ravel, Carlos Zuloaga, Gladys Rodríguez, Pedro Luis Flores, Román, Gabriela Matute, Norberto, todo el equipo que entra en nuestros hogares todos los días a pesar de las amenazas, los insultos, las bombas, los ataques, los atropellos , los abusos de poder , las multas, los robos de micro ondas y el terrorismo.
Hoy, en este momento, frente a esta pesadilla, no podemos ser ligeros. No podemos ser cómodos.
El número de asistentes no representaba protestas, crímenes, expropiaciones, secuestros…Todo ese conglomerado que día a día pide ayuda por la pantalla de Globovisión. Es la hora de darse entero, de establecer como prioridad la libertad. La democracia. Es la hora de verse a los ojos y abrazarse en solidaridad y por qué no? En desesperación.
Sin auto goles. Sin permitir que se nos siga jugando sucio con un arbitraje indolente. Venezuela no es sólo un territorio y recursos naturales, es una voluntad palpitante, estoica, que sabe lo que tiene que hacer. Y lo hace. Si no, seremos solamente una historia más de este continente convulso. Una historia amarga en un mundo donde no hay espacio ni paciencia con un país aislado, dividido y mal acompañado.
Isa, a veces creo que los venezolanos somos indolentes! Que lástima! La gente de Globovisión se salen de su zona de confort, pero la los televidentes no!
ResponderEliminarA. Basaguren