Teodoro Petkof dijo anoche en Globovisión, con esa claridad que nos es tan urgente hoy, lo que todos sabemos pero nunca debemos dejar de repetir, asimilar y asumir: la suerte de Venezuela está en el voto del 26 de septiembre que es el único derecho, hasta hoy, permitido.
Usted lo sabe porque lo ha vivido en carne propia: si roban su casa, si le matan a algún ser querido, si lo roban o secuestran a alguno cercano, usted tendría el más absoluto derecho a solicitar de las autoridades celeridad en la justicia y contar con su protección. Usted sabe que eso no existe el derecho a la salud lo contradicen los hospitales donde usted tiene que llevar hasta las gasas y basta ver los índices de las enfermedades erradicadas ayer que hoy campean.
Sabe que el Tribunal Supremo nunca aceptará denuncia alguna, ni la fiscalía, ni la defensora del pueblo, ni la contraloría, que ninguna institución defenderá sus derechos si usted no figura en las filas rojas rojitas. El derecho al trabajo…es usted de los afortunados que lo ejerce y en libertad? Pero el voto si está permitido. A pesar de los números en las encuestas, el miedo no ha impuesto todavía su obscura mano sobre las elecciones fijadas. Chávez sabe que son peligrosas. Pero la manipulación con que maneja el discursito de haber sido elegido democráticamente, lo que es cierto, no puede esgrimirse ya ligeramente. Se ha dejado sentado contundentemente que eso no basta para defender posteriores desmanes dictatoriales, su imagen no está como para darse hoy el lujo de eliminarlas.
Muchos no creen que votar puede ser el primer gran paso para cambiar las cosas. Pero lo es. YA no veremos estos personajes burlones o serviles levantar los brazos sin siquiera escuchar lo que se les propone, conversando con el del lado o escribiendo en la computadora que nunca soñaron tener, mecánicamente aprobando lo que fijan desde Miraflores. YA algo tan terrible como la comida podrida no pasará inadvertido, voces concientes, representando a sus electores, defenderán sus derechos sin debilidades o pactos. Ayer estaba viendo en una de las tantas pantallas chavistas una sesión ordinaria en la que el Vicepresidente Jaua pedía créditos adicionales por miles de millones. Cuando eran más de mil, Darío Vivas las dejaba para responder al día, otras sumas pequeñas se remitían a la comisión de finanzas que de cualquier forma las aprobaría también. NO hay cuentas. Nadie sabe nada de nada , ni los mismos parlamentarios que las aprueban.
El contralor? Está puesto allí para defenderlo a usted de los abusos que se hagan contra los bienes públicos que están para sus necesidades y derechos, para controlar, vigilar y fiscalizar los ingresos, gastos y bienes nacionales y mas allá. Y qué hace este pobre hombre? Inhabilitar a los candidatos opositores y hacerse el loco con las violaciones a su propio deber contralor. Aquí no puede haber "ni nis" ni avestruces ni dudas.
En el alma venezolana hay un silencioso decreto de guerra a muerte: o la democracia o la dictadura. O la libertad o la tiranía. No hay más opciones.
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ISA DOBLES