Si estuviera en su casa no
llamaría la atención.
Aunque a usted le resulta difícil
creerlo, esta posición que reafirma el gesto de la boca, es en el Congreso de
la República de Venezuela, aunque ahora
se pretenda cambiar todo en este País,
ese recinto siempre es exigente, aún en
sus peores momentos hay un básico respeto por ser institucional y
público o por lo menos es lo que los venezolanos representados en ellos,
esperan. Sin embargo, después de ser el
escenario de teatros baratos, provocadores y de una extraña chabacanería que
cuenta en sus más recientes actos a gorilas con chaquetas tricolor
agrediendo opositores, empujando a una mujer y golpeándola en imágenes que bien
recorrieron el mundo, acusando de redes de prostitución de niñas y adolescentes
a sus oponentes sin más evidencias que su odio y su infamia, no puede sorprendernos esta “descangallada” imagen de la diputada.
Ese es el nivel hoy de la Venezuela pública en un poder que abusa,
corrompe, amenaza.
En esa maniobra cínica y cruel de
confundir con limosnas, chabacanerías y agravios indecentes y desbocados a la oposición creyendo que así es el propio
pueblo manipulándolo en su necesidad y humildad, ofenden
mientras lo incitan al odio y la venganza, como si no quedaran todavía venezolanos
decentes, honrados, bondadosos, como si la cada vez más pequeña porción de Alienados, comprometidos, hechizados sin defensa, no hicieran contacto en algún momento con sus
raíces primeras, fundamentales...
Los venezolanos, pobres o ricos, blancos, mestizos o negros, católicos o
no, aspiran vivir mejor, salir de sus
hogares cada día a un trabajo seguro, que sus hijos se superen. No es con mediocridad, sin
respeto, sin solidaridad, sin aspiraciones, sin seguridad de verlos regresar
vivos, graduados, bien vestidos, limpios por dentro y por fuera. Ese empeño
por dar al pueblo un modelaje barato,
ser procaz, irreverente, decir groserías, esa provocación que ultraja, eso no
es el pueblo.
Me imagino, desde ese infinito desconocido, al parlamentario brillante
que fue Andrés Eloy Blanco, reflejo de
su pueblo, decir de su pueblo, viendo a
esta desenfadada diputada: “el que nace barrigón...ni que lo fajen chiquito”.
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ISA DOBLES