Salimos tempranito. Juan José Bartoloméo y yo volvimos a estar juntos, esta vez ante la responsabilidad impuesta por el voluntariado para “animar” desde una tarima en la Plaza Morelos a los amigos que desde allí arrancaban para la inscripción de Henrique Capriles en el CNE.
Yo nunca he sido una experta en esas cosas. Pero me reté a mí misma, a mi columna, mis rodillas, mis ochenta y un años y “obedecí” a Kiko, que rodeado de voluntarios, me había designado. Primero me mandó al Paraíso. Yo iba a ir donde me mandara porque era ya una cuestión conmigo misma: si esta lucha y este amor por mi país ha sido durante más de medio siglo mi pasión, pa´lante, pues! Capriles me ofrece todo lo que yo he querido toda mi vida para una Venezuela en inconclusa y desgarradora búsqueda de su destino democrático. ¿Qué es un esfuercito más? Hay que decir “presente”. Y allá llegamos! Bajo los árboles generosos escampamos. Ya se decía que los “santeros” trabajaban para que lloviera. Pero todos estábamos seguros que San Isidro podía más que brujerías o caracoles mal intencionados y aceptamos aquello como si más bien esas gotas fueran lágrimas de arrepentimiento de los culpables que las convocaron. Mojados, emocionados, con amigos reencontrados y gente sabrosa y solidaria, gozamos el momento. Organizada, maravillosa demostración del sentimiento nacional, de esa voluntad popular que sin miedo rechaza este absurdo. La noche anterior un Chávez congestionado de rabia, de impotencia, tal vez presintiendo esa imagen contundente de hoy, me había impresionado. El hermetismo rodea su inscripción. Nada será como lo de este domingo. Que sentó una pauta de transparencia y alegría desbordada. Veremos! Aquí está la foto mojados y cumpliendo con la lucha!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu Comentario.
ISA DOBLES