El miedo está del otro lado

Continúa haciendo de las suyas “el vengador”. Rezuma odio. Y está aquí, en este momento, para vengarse. Hoy fue un día de “deleite” para su intención. El café “Fama de América”, el “mejor café” y los Comisarios.
No pueden ser candidatos, en un juicio que averguenza, que viola la Constitución flagrantemente, el todopoderoso, desbordado en su enfermiza obsesión, arremete sin cordura. Ayer jubilaron magistrados del Tribunal Supremo, los mismos que movían togas y bailaban birretes cantando “Chávez no se va” con un 90% de su sueldo: iniciaron investigación a Makro, que es ya el primer paso, y Giordani y Merentes salieron a anunciar la paralización de las importaciones y, el enredo cambiario que predice una dramática situación que no quieren ver.

Yo veía allí a Merentes, un hombre que llega al Banco Central por “los kinos” chavistas, y Giordani, botado por “el vengador” por su rotundo fracaso, y se me hiela la sangre. Porque ese es el factor mas contundente contra este gobierno y contra los venezolanos que somos los que sufrimos los desatinos y la barbarie. Solo en este gobierno puede ser Ministro un Elías Jaua. Y ahora es Vice Presidente. Y solo en este gobierno un Ministro cuyo hermano está acusado delictualmente, o un Juan Barreto, se van tan tranquilos. Ya habíamos visto a Jessie Chacón con los brazos tras la cabeza acusado de matar al vigilante del Canal 8. Y los expedientes por atraco señalan cercanías al gobierno.
Las acusaciones por corrupción no son atendidas, la cómica internacional da la vuelta al mundo. A Bucharan, el ex Presidente ecuatoriano, lo sacaron del poder acusándolo de locura por invitar a Lorena Bobbit, la mujer que cortó el pene a su marido, ecuatoriana, y aquí todos los días hay mil causas para hacerlo. “El silencio de los corderos”. Servilismo y obediencia. Ignorancia y abuso.
Venezuela no puede resignarse a soportar una maldición que le niegue la vida. Saldremos de esto, bien o mal, con el esfuerzo y la conciencia de cada venezolano en una suma inagotable de fe en nosotros mismos. Hacer realidad una Venezuela sin amenazas, sin humillaciones, sin sobresaltos, es oficio de cada uno y todos, convencidos de lo que ha de venir. Y eso es ver pasar rostros condenados en nuestro corazón, reflejando la angustia que hemos vivido en el tormento de su destino, esperando que mentes libres y comprensivas cambien la venganza arrolladora de hoy por la justicia . Cierre los ojos por un momento. Respire profundo. El miedo está en otro lado.