Yo
lo conocí diez y siete años después……..Y
hoy lo respeto y quiero más.
Comenzaba mi trabajo en radio y Tv y él trabajaba en el Congreso en Relaciones Públicas y ya era copeyano.
Quería que yo lo ayudara con un guión para el Día de la Juventud. Por
supuesto que lo hice. Y desde ese momento aquel muchacho de ojos claros no
dejaría de impresionarme jamás. Porque no sólo es un hombre honesto, trabajador
y valiente, sino que es consistente con
sus principios y su apasionado amor por Venezuela,
esta Venezuela que a veces no acabamos de entender y que no tiene la culpa de
lo que hacemos o dejamos de hacer los
que nacemos en ella.
Tras
los bastidores de este drama que hoy
vivimos, Enrique ha seguido trabajando
por la libertad y la Democracia a pesar del maltrato de muchos que no lo
conocen, o que son parte de esa jauría siempre
lista a enjuiciar y responsabilizar a
otros. Lo he seguido durante todos estos
años y he compartido su esfuerzo y su entusiasmo muchas veces, recorriendo
escuelas, escuchándolo didáctico y lleno
de ilusión en su contacto con la gente, atreviéndose a romper esquemas y
adversando directa y limpiamente logros
y desilusiones. Cuando alguno lo
condenaba porque no nos había liderado a salir a la calle o dudaba de su honestidad generalizando
opiniones ligeras, nunca callé la
réplica oportuna.
En
estos días leo que está en terapia intensiva por un problema coronario. Y
siento una angustia inmensa. Siempre he
esperado que esto que escribo de él él lo sepa. Tengo tiempo sin verlo. La
última vez en su pequeña oficina desde la que sigue luchando, aportando, en esa
entrega absoluta a Venezuela. Nunca se ha cuidado…así como lo vimos metido
hasta la cintura en pantano ayudando a
su gente, nunca ha tenido dudas cuando se trata de ayudar.
El
corazón se resiente. Y yo espero que
todo salga bien. Porque Enrique le hace falta a Venezuela. Esta Venezuela caníbal que se come a sus
hombres valiosos lo necesita en su puesto de lucha.
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ISA DOBLES