Hace años, estando yo en Miami, llegó Chelique Sarabia. Y una de esas noches, le propuse hacer algo sobre Bolívar, ese personaje cautivador , interesante , mágico. Y allí, con Chelique a mi lado y frente a mi máquina de escribir, se concibió “la Cantata Bolivariana”. Una obra hermosísima, un recorrido por nuestra música en la inspiración y el talento de Chelique, y una historia sencilla y afectiva, motivante, contada por “Un Solo Pueblo” y los “Cuñaos”. Una “Cantata” que se merece Venezuela y que algún día en excelencia sinfónica dará a conocer Chelique más profusamente. Y necesitamos ciertamente trabajar muy duro para rescatar en su exacta dimensión a ese caraqueño que es hoy manoseado por la mediocridad y la incultura de quienes lo utilizan constantemente sin pudor. Pero que ellos lo hagan no nos justifica a nosotros.
Como con el país este poder obsceno y militarista insiste en reescribir a Bolívar de esta manera vulgar y desmedida porque nosotros no hemos reclamado, no hemos rechazado, este abuso y este maltrato. Venezuela no ha sido contestaria ante este agravio contra un culto con el que crecemos y a quien aprendemos a admirar desde nuestras primeras letras. Durante medio siglo, desde que comenzara con “El ideario epistolar de Simón Bolívar” en las voces de Raúl Sanz y Luis Ochoa , he escrito, producido y protagonizado documentales, campañas y entrevistas imaginarias sobre Bolívar, sin que nunca se me reclamara un solo detalle o una sola letra escrita por mi sobre el personaje histórico..
Hécto Mayerston, Luis Gerardo Tovar, José Ignacio Cabrujas, Miguel Ángel Landa, actores y actrices han caminado guiones sin tocar jamás la cierta figura de Simón Bolívar. Jamás un organismo autorizado ha criticado o reclamado un irrespeto o una inexactitud. Hoy el silencio es abrumador, la indiferencia es abrumadora. La incultura histórica es obvia, triste. ¿ Y entonces...? Lo hemos dejado solo, expuesto, en manos de esta jauría indecente. Rostros cubiertos, manos desconocidas enguantadas decidieron la suerte de aquellos huesos , de esa figura imaginada tantas veces indefensa, solitaria...¿Dónde estábamos nosotros cuando lo profanaban tan vilmente? ¿Qué sabemos de su destino que pueda ser cierto? Sus huesos cuelgan de cuellos “revolucionarios” o están regados en rituales obscuros? El rostro de la historia descubierto por el actor vergonzoso que lo copia, lo envilece, lo ofende, desfigurando facciones, apropiándose ya más allá de las cenizas, de los rasgos calcados en la memoria del mundo. ¿Y nosotros? El espíritu civil reafirmado por Bolívar una y otra vez... ¿dónde está?
Hoy en este otro espectáculo decadente, fastidioso, el ilegítimo Maduro dice que a los 230 años del nacimiento de Bolívar la oposición mediática no lo tomó en cuenta...Los “burgueses”, los “lacayos del imperio”, los “Apátridas”, toda esa perorata cursi y barata, acabaría de enterrarse a si misma si cayera en la trampa engañosa de reconocer el Bolívar que reescriben Diosdado, Rodríguez, Maduro, y ese largo etc...Eso es una cosa...otra, no sentirlo, no saberlo escrutando con su mirada obscura y apasionada el espíritu dormido de Venezuela.