Hoy se sucedieron las diferentes postulaciones regionales que ofrecen una bandeja de opciones trascendente para Venezuela no sólo porque pone a prueba hasta donde, cuando, y como se ha contaminado el espíritu de los venezolanos, sino porque nos ofrece una oportunidad única para defendernos, desde las regiones, de este cerco siniestro de valores pisoteados e intenciones que adversan la paz y la ética humana.
En estos meses pasados se enfrentaron dos maneras de hacer política, y muy obviamente vimos la diferencia entre los candidatos: uno, sin odios, un muchacho de logros y trayectoria, profundamente civil en sus criterios, ofreciendo una mano extendida sin diferencias, y otro, el militarsote fuera de tiempo, poseído de una obsesión enfermiza por el poder que no quiere soltar , centralista, desbordado , manipulando historia y mintiendo cínicamente a la ignorancia publicitada y victimizada en el discurso separatista y obsceno. Estaba enfrentados dos estilos.
Daba miedo preguntarse en inquietudes y desvelos hasta donde llegaría este veneno, hasta donde estaría instalada la perversión? Porque había mucho dinero para comprar conciencias y muchas inconciencias listas a recibir sin saber exactamente que estaban dando a cambio. Desengaño y resignación eran avivados por el odio y la amargura, en discursos y cadenas se incitaban los rencores y las diferencias. Pero esa cantidad de votos que a las 5 de la tarde aparecía sombríamente sin que uno acabara de entender, nos dejaba en un shock doloroso. No era perder una elección y una más…era que todavía tantos venezolanos se plegaran a esa intención obscura que mutilaba sueños y pisoteaba derechos.
Los que llenaron las calles, los que abrazaban la esperanza en el cuerpo incansable de Capriles, los que se atrevieron a discernir con pasión la diferencia que establecía su opción de paz y progreso, sintieron en la ´piel ser tomados en cuenta. Descentralización. Henrique rescató el protagonismo de los pueblos, de los estados. Les dio el lugar que tienen. Con respeto, con entusiasmo. Y hoy es esa Venezuela la que tiene que dar respuesta a la necesidad y la exigencia del momento que vivimos No hay revolución que triunfe pasando sobre los cadáveres de sus valores, de su cultura, de sus valores, de sus sentimientos. No se puede construir nada sobre atropellos, insultos y amenazas.
Un Francisco Arias Cárdenas en una contienda contra un hombre decente y leal a lo mejor de Venezuela no puede provocar en los zulianos, muy especialmente, más que un profundo desprecio, como un Aristóbulo, que sabe cómo se “fuma una lumpia”, extranjero en la tierra de Anzoátegui, tiene que provocar rechazo y asco en los venezolanos. No es posible aceptar la humillación de una trampa sucia, inmerecida.
Porque lo que hoy se acepte con ligereza en nuestra alma, seguirá cobrando por siempre la deuda terrible y solitaria de la traición a nosotros mismos. Ni el cansancio ni la indolencia, tienen cabida hoy en la búsqueda inconclusa de nuestro destino feliz. Les toca a los venezolanos otra vez decidir su destino, pues.
Lo que usted no querría para su hijo, lo que usted sabe que es malo, que no es, tiene que decidirlo otra vez. Y no se puede equivocar!!!!
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ISA DOBLES