Parece mentira como ha pasado el tiempo….Uno sabe cómo pasa. A esta edad un día son horas, las horas son minutos y los minutos instantes difíciles de atrapar. Y sin embargo resulta por lo menos interesante como la ansiedad, la urgencia de cambiar esta pesadilla, nos acerca a esta fecha que está a cinco días si hacemos desde ya efectiva la cuenta. Y todo pasa con esa celeridad indetenible.
Ayer tres venezolanos opositores fueron acribillados a balazos en Barinas, la tierra natal de Hugo Chávez, desde donde llegan chismes sobre las propiedades familiares bajo su gobierno. Lo que sorprende de este caso dolorosísimo, es el silencio. Hoy Chávez, en un lastimoso acto desde Cabimas que repetía letra por letra el de Guarenas, sostenía que “Si tratan de desestabilizar, los haríamos que se arrepientan” y trató muy ligeramente lo sucedido en Barinas calificándolo de “enfrentamiento” Pero miembros del Comando Venezuela no están dispuestos a dejar pasar esta tragedia y señalan como responsables al hermano del Presidente saliente y a Nelson Quintero, Director regional del ambiente en Barinas quien al abandonar la camioneta plenamente identificada en fotos y videos, perdió su carnet de identidad. El Comando Venezuela rechaza las declaraciones del ministro AIssami( otra vez y siempre AIssami) aduciendo que son “políticas” y no “científicas” Diosdado Cabello declaró que ya había sido detenido el homicida. Este caso no puede ocultarse.
Apremian los días. Y nosotros sabemos cómo es de lenta la “justicia roja rojita”. Hoy Tibisay Lucena ofreció una rueda de prensa. Esta mujer, colocada en una situación única y una posición trascendente en el momento que vivimos, defendió con pasión la transparencia del CNE y lució convincente. No se le pide más que objetividad, justicia, razonamiento. ¿Será capaz esta mujer de atenerse a esa exigencia que reclama un país que parece ya decidido a cambiar su destino?
¡El acto de Capriles Radonski hoy en la Avenida Bolívar fue impresionante! El “flaco” puso todo y la gente percibió esa entrega y respondió intensamente. Una organización perfecta, un trabajo de filigrana esmerado y entusiasta.
Mientras Chávez, cansado, agotado en respuesta, discurso e imagen, contrastaba grotescamente.
Ya no comparte pantalla con Maduro ni con Jaua. Maipili o Jackeline se acompañan en la carroza apoyándose en su hombro ( o en el chaleco antibala) de vez en cuando.
Una entrevista complaciente con el momificado José Vicente en la que engañan mutuamente repetida varias veces y eso cierra el domingo.
Venezuela avanza tragándose sus malos ratos, calmando sobresaltos, llorando sus muertos y retando provocaciones y temores.
Mañana es otro día.
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ISA DOBLES