La figura del Presidente de Colombia informando sobre el cáncer prostático que lo llevará al quirófano este próximo miércoles me conmovió. Porque por más tranquilidad que puedan darle a uno, la amenaza siempre está allí. Mas como en este caso cuando se tiene la responsabilidad inmensa de conducir las riendas de un País.
Santos decidió ser sincero, ser directo. El camino es compartido. Yo gobierno. Pero ustedes, los gobernados, tienen que saber lo que me ocurre, estoy obligado con ustedes. Y creo que eso le gana el respeto de Colombia. Sobrio, mesurado, puso en las manos de la emoción popular su propia angustia íntima sin teatro, sin palabras engoladas, sin victimizarse. Pasa. Y ustedes deben saberlo.
Esto refuta aquella necedad de Hugo Chávez de endosarle a laboratorios norteamericanos un virus que provocaba el cáncer en los líderes “revolucionarios”. Otra de esas bufonadas bochornosas que lastiman a Venezuela y los venezolanos ante el mundo.
El mensaje del ex Presidente Uribe llegó de inmediato con los mejores deseos en la operación.
Su médico informó: “al parecer la localización del tumor, su tamaño y baja producción de síntomas, exige solamente la extracción completa de la próstata en compañía de las vesículas seminales. Será una prostactomía radical que no requerirá de otro tipo de tratamiento como radio terapia o quimio y su evolución con las técnicas de hoy no afectarán las actividades de Juan Manuel Santos como Presidente de la República.”
Mis mejores deseos, Presidente, en su operación. De todo corazón.
Que el Señor lo ayude a pasar por ese proceso tan delicado con bien. Amén
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