Impecable Henrique Capriles en sus reencuentros de final de campaña. Así como deplorables los discursos de Hugo Chávez. Es que uno lo ve, lo escucha, lo analiza, y resulta casi increíble que se pueda ser tan errático a menos que se vuelva a esa versión reiterada una y otra vez de su crisis mental. De esos desordenes de personalidad que según fuentes autorizadas le aquejan.
Ese recurrir a la constricción constante, a victimizarse por incompetente, por haber hecho mal las cosas, esa convocatoria auto condenándose y ofreciendo ser mejor, hacerlo mejor, ser un mejor presidente… ¿Qué es esto, Dios mío?
Así como pide otra oportunidad sin vergüenza, amenaza con hacer arrepentir a la oposición en las calles si desconoce su triunfo, a “barrerlos” para que respeten “esos traidores burgueses”, se hace sentir la presión a empleados públicos que se resisten a asistir a la concentración final.
Uno aguanta la risa o la rabia cuando ve a la fiscal Ortega y a la del Tribunal Supremo de “injusticia” asegurando su apego a la Constitución, el CNE sigue asegurando el secreto del voto, y Chávez sigue en esas salidas enloquecidas: “yo me comprometo a ser mejor presidente”. ¿Yo les he fallado a ustedes? ¡NO! Yo nunca les he fallado.
¿Quieren futuro? ¿Quieren grandeza? ¿Quieren una patria feliz? ¿Quieren una potencia? En esta batalla de Carabobo el 7 de octubre tenemos que votar por Chávez, ustedes nunca me han fallado. Los burgueses se van a arrepentir por 500 años. El 8 comienzo un nuevo gobierno y me comprometo a ser mejor presidente de lo que he sido.
Anoche recibí una cata de Fidel(..?) Vamos a enviarle una bulla a Fidel( bulla) Viva Fidel!”….Esas “salidas” con bailes, cantos, tambores, guitarra eléctrica…..
De este lado, una mayoría contenida, ilusionada, alerta y absolutamente poseída de esa fe creciente en sí misma, que ha recuperado su autoestima y se ha cohesionado en un solo cuerpo recargado de fuerzas, de energía.
Las muertes en Barinas, las declaraciones infortunadas del Ministro de la Defensa, las amenazas y los atropellos se estrellan contra esta Venezuela que no se rinde, que es la camisa de fuerza de esta arremetida desesperada del poder que se tambalea. En esta lucha desproporcionada contra los principios fundamentales de la familia venezolana, el espíritu de sus hombres y mujeres toma aire…
¡Faltan tres días…!
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ISA DOBLES