Yo amo a Venezuela y la quiero ver llena de
flores, porque las flores borran de su rostro una y otra vez la amargura y el
odio que otros diseñan en beneficio de sus intereses y sus vicios.
Durante 60
años me he entregado a quererla, a honrarla, y a cuidarla y no me muevo ni
siquiera a ver a mis hijos y mis nietos porque me parece que en ese justo
momento me van a necesitar y durante todos estos años me han preguntado una y
otra vez que es Venezuela para mí y siempre contesto lo mismo mi gran amor...
es mi todo.
Yo quiero llenar a Venezuela de
flores. De colores intensos, de pétalos
suaves, de hojas bailando en el aire, pasándole una al muchacho sentado en la
calle solitario, con sus bolsillos vacíos sabiendo que en la casa que a lo
mejor ni lo esperan ya no hay comida ni agua, ni rostros felices.
Yo quiero llenar de flores Venezuela para que
cada abuelo reciba la suya...cada trabajador mire en los ojos de su hija a que
flor se parece, que como una estudiante
Caraqueña, la mujer guayú que todavía y
a pesar de tantas promesas tiene que resguardarse años para que la violencia
rechazada por la cultura no rasgue su virginidad.
Yo quiero llenar de flores a
Venezuela que huela a rosas, a jazmines, a nardos, a lirios para que borre la
fetidez de quienes no han querido, ni honrado a Venezuela.
Yo quiero llenar de flores a
Venezuela rescatar la risa, el abrazo, la bondad, la mirada directa y amistosa.
Yo quiero llenar de flores a Venezuela y escoger la más pura, la más activa. La
que yo siento en mi corazón comprometido y agradecido por ese venezolano
ejemplar: mi amigo querido Ramón J Velásquez.
Esta fue la última columna escrita
por Isa Dobles, y se la dedicó a su país, a su pasión, a su Venezuela. Su gran amor fue Venezuela, y lo seguirá
siendo desde el lugar donde se encuentre allá arriba. Con esta columna se
cierra “El Blog de Isa Dobles”, una venezolana, que vivió su vida en voz alta y
que fue dueña de su libertad. Isa siempre estará viva en nuestro recuerdo.
Isa...te extrañaré…..
Camilo Jassir