La dictadura, Hugo, “ es el poder absoluto, arbitrario y tenebroso que todo lo demuele y nada crea. Que ahoga la voz de la libertad e impone el silencio hasta a las más justas quejas; que envilece con el terror y deprava con el ejemplo. Que aleja del poder público los hombres independientes de carácter firme y ánimo respetuoso y sólo atrae al que humilla, al que vive de la adulación, y al que espera medrar con las calamidades públicas; es por último el poder que rompiendo el dique de las instituciones patrias, y avasallando todas las resistencias morales, se ensancha y se trasmite hasta las últimas ramificaciones de la administración pública, atacando con toda su arbitrariedad y violencia todo lo que hay de más sagrado en la sociedad: la propiedad, la vida, la libertad y el honor.”
Cuando uno se pregunta…Y qué podemos hacer ante ello? Hay respuesta:
“Hay un camino: se encuentra comenzando por llenar ciertas condiciones de existencia política a las cuales no renuncia nunca ninguna sociedad por más humillada que esté, por más marcada que este por el sello de la desgracia y el látigo del despotismo, si una vez, una vez siquiera ha respondido esta a la libertad, ha visto la luz de la civilización, si alguna vea vez espera ser contada en el número de las civilizadas”. Crees tú, Hugo,” que hoy puede gobernarse a un pueblo valeroso e inteligente, ahogando su libertad y aniquilando su representación política ..? Que puede violarse abierta y frecuentemente el sagrado derecho de la seguridad individual ..? Poner manos violentas en hombres pacíficos, en sus casas, en el seno de sus familias y sepultarlos en las prisiones por meses y meses sin forma de juicio, sin apariencia de causa, haciéndose alarde de la violencia inferida al ciudadano y del ultraje hecho a la ley..? Venezuela nunca había pasado por un período semejante en que la tiranía y la arbitrariedad se acompañan con la burla más irrisoria y el sarcasmo más sangriento.”
Esta es, Hugo, exactamente, la carta memorable con la que Fermín Toro, hombre de letras, de ideas, humanista, servidor pródigo de Venezuela, escribió al Gral. Páez cuando éste asume la dictadura. Entre comillas, Fermín Toro.
¿No te sientes aludido? Tú que descalificas y degradas a Páez no te ves en estas líneas de Fermín Toro?
Compártela con Fidel. Estoy segura que él la leyó.
Mas vigente que nunca esa carta.
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