Rafael Correa es uno de esos personajes más chocantes de la política suramericana. Hay otros que pueden ser esto y lo otro y de eso no se salvan con todas sus características propias. Ni Chávez con su perversidad, ni Ortega con su amoralidad ni Evo con su pedantería hipócrita. Pero Correa, además de cualquier otra, es de una chocancia extrema. Su sonrisita de medio lado, la mirada torva y las camisitas de flores…pero este continente nuestro es una cosa muy seria. Y tiene alma. Y Correa fue desnudado en el diario “El Universo” en los pasados hechos del 2010 con la policía de su país y el reto asumido por el medio escrito y sus periodistas. Desde antes ya la orquestación de esos socios de Chávez en la opresión y atropellos a los medios era constante y voraz, evidenciando además como en otro caso en el que se jugaban 600 mil dólares el mandatario había dispuesto de ellos para su beneficio. Ante la reacción internacional, Correa tuvo que desistir de la acusación y la Corte su decisión. Se le salió la personalidad y entonces, “perdona” como Dios, a los inculpados. Pero esto, más allá de una concesión, es una verdadera agresión al alma sometida y desconfiada de este Continente. Correa está ya expuesto y vulnerable ante la crítica de su propia gente. Lo que “El Universo” enseñó no es una página más o un titular vacío. Es un testimonio que reniega de muchos valores y sentimientos que están allí, en ese recurso humano de siglos y tradiciones. Venezuela se aleja un poco, al norte del territorio, de esas montañas, ruinas y magia que están incrustadas en el suelo suramericano, de esa intensidad íntima de sus volcanes y alturas, de sus ruinas y sus realidades. Es lo que amenaza también a Evo Morales. Los bolivianos son dueños cada uno y todos de su Pachamama y su historia y a esa intensidad, súmele al Bolívar verdadero que no está en el discurso del poderoso sino en los principios y el respeto, el amor por la libertad y la dignidad de los pueblos. ¿Qué tiene Correa que ver con el hombre que nació rico entre sábanas de seda y murió pobre y enfermo después de dejar todo para llegar desde el Caribe hasta la cumbre del Potosí en la inconclusa búsqueda de la libertad? ¿Cómo se atreve Hugo Chávez a profanar sus restos y su figura? De boca en boca, de generación en generación, los pueblos se alimentan de lo que aspiran en el aire, de lo que pisan en la tierra, de lo que gritan sus antepasados en su carne, su piel y su sangre. Los farsantes pasan, se queman ellos mismos en sus errores y sus fracasos. Hay algo en el alma de América que ya huele a rancio… El viento agita el espacio de norte a sur….
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ISA DOBLES