viernes, 13 de abril de 2012

Un golpista inculto, colmado de infinita amargura, sin brillo, esperaba su golpe de suerte

Llegó anoche. Igualmente feo, hinchado, verdoso……y malo. Yo no soy ninguna especialista en ninguna de las especialidades que tienen que ver con el cuerpo humano, soy sencillamente una mujer anciana que ha vivido 80 años y he tenido el privilegio de compartir con este país que amo profundamente su intensidad política y social desde fronteras en las que he podido ponerle el hombro y luchar por los principios morales que me enseñaron mis padres. Por eso no puedo, todavía, ser insensible a esto espeso y sucio que es Hugo Chávez “comandando” el destino de Venezuela. Ese Abril que con deleite celebran él y los suyos, fue sin duda alguna, la traición más desgarradora y cruel que había asestado este hombre enloquecido, surgido de cuartuchos de cuarteles rumiando complejos y amarguras, a una Venezuela que desesperada, buscaba oxígeno para respirar en carencias y esa indolencia del poder que deja de tocar con sus propias manos las heridas de su gente para verlas desde la lejanía de la arrogancia. Un golpista inculto, colmado de infinita amargura, sin brillo, esperaba su golpe de suerte. Y un pueblo manso que en historia inconclusa buscaba su destino, cayó en la trampa de la Fortuna que se equivoca muchas veces. Ese Abril desnudó al cobarde…pero también al perverso. Al vengador. Al narcisista. Al sociópata. AL hombre enamorado de sí mismo y del poder. Al mentiroso compulsivo. Al todopoderoso Mr. petróleo. Al brujo de ignorantes y siervos. Desde hace diez años se ha ido moldeando desde esa mente enferma esta Venezuela que roba, que mata, que odia, que envidia. En un caldo de cultivo sazonado con lo peor, Hugo Chávez es lo que nunca debió pasar, lo que nunca querremos recordar, lo que nunca creímos vivir. El Obispo Emérito de Carora, Eduardo Herrera Riera, enfermo de cáncer como parece estar Hugo Chávez, escribe en una carta que navega en la red: “Usted ha dado diversas demostraciones de fe y de confianza en Dios, llamándolo "Diosito mío", abrazando y besando crucifijos, visitando el santuario del Santo Cristo de La Grita y muchas otras cosas por el estilo. Si todo eso se hace con sinceridad, es muy laudable y se lo aplaudo; pero, lamentablemente, eso no basta para recibir el perdón de Dios y entrar en el reino de los cielos. Y sigue……Hay, además, Presidente, otro mal tremendo que le ha causado al país: Su inexplicable prédica de odio y de violencia que le han proporcionado a casi todas las ciudades de nuestra patria ese doloroso río de sangre que diariamente corre por nuestras calles. Usted como Jefe del Estado, es el que tiene la gravísima obligación, en primerísimo lugar, de procurar la paz y la seguridad de los venezolanos, empezando por todo aquel que posea un arma ilegalmente; atacando con firmeza y decisión a todos los grupos violentos, después de un estudio serio realizado y llevado a cabo por técnicos en la materia que los hay muy buenos en el país. Lamentablemente usted ha sido muy débil y descuidado en enfrentar ese gravísimo problema. Si no se enfrenta con decisión y valentía a solucionar ese terrible mal, también Dios le pedirá cuentas de su negligencia. Habría, señor Presidente, algunos otros pecados sobre los cuales debería llamarle la atención, pero no quiero terminar sin hacerle ver su culpa en su inexplicable negligencia de enfrentar con decisión la horrorosa corrupción que asola a Venezuela, tanto es así que muchos piensan en su complicidad en esos -hechos. De allí se deriva la venalidad de la mayoría de los jueces que dictan sentencias injustas, las decisiones tomadas por los altos poderes del Estado que maneja a su leal saber y entender sin control ni respeto a la Constitución y a las leyes. De todo eso le tomará cuenta Dios, si Ud. no corrige de inmediato esas graves faltas. Esa carta no la escribió el Obispo hace diez años, antes de esa mañana de sol brillante cuando se emboscó a un pueblo indefenso…Se escribió hace días. En este abril diez años después.

1 comentario:

  1. Mis respetos, antes que todo, Isa Dobles. No es común en estos días llegar a su edad cuerda: con la lucidez asida a la fortaleza. Créame, llegar a este su blog ha volcado en mí, hasta irrebasables fronteras, la necesidad de expresármele. Silentemente la leo mucho (antes la seguía, desde que tengo uso de razón, en cada uno de sus programas). Algunas cosas de usted no entiendo ni entenderé jamás; pero por aquí, muy a mi pesar, no es posible recrear tales cosas. ¿Por qué nos está pasando lo que nos está pasando...? porque ignoramos cosas vitales, y sólo quienes ignoran cosas vitales son susceptibles de ser engañados respecto a tales cosas. Escribir se ha vuelto para muchos, incluyéndola a usted, en una oxidada herramienta que ya no cumple su necesario cometido. ¡¡Lo que pasa es que dentro de usted están vivos los conceptos de soluciones y, como no se da cuenta, se le están ahogando y no salen!!. La verdad es que escribir, todo el tiempo lo mismo sobre lo mismo, es un mecanismo degradativo del intelecto y del espíritu. Ya sabemos todo eso, ya sabemos también que lo que nos está pasando nunca debió pasarnos... lo que no sabemos es cómo vamos a corregir el entuerto armado por quienes ni piensan en arrepentirse por su tamaño error al que incluso arrastraron a miles y ahora todos lo estamos sufriendo. Admiro a Wilmer Azuaje, por su hidalguía: el le pidió perdón a Venezuela por su error, dolido y conmovido. Otros ni preocupación se les ve por su responsabilidad en todo esto: como que sólo se les cayó el plato de la mano y no se les quebró. Dios me la bendiga, Isa Dobles. Tenemos que luchar en la búsqueda y consecusión de ideas reales contentivas de sanación integral para esta demolida sociedad, y provocar su inmediata aplicación. Dentro de Isa Dobles están muchas de esas ideas (la juventud de alma irradiada en su mirada, así permite percibirlo). Estoy en @justolibertante

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ISA DOBLES