Porque en estas poesías están las voces de ese pueblo, de Aquiles Nazca, de Luis Beltrán, de Efrain Subero y Oscar Zambrano Urdaneta, de Andres Eloy y Otilio Galindo, de Alberto Arvelo Torrealba, de Hector Guillermo Villalobos y Simón Díaz, y una extensa lista más.
En estos larguísimos doce años, no escapamos del sobresalto y la rabia, de la humillación y el agravio, de la impotencia y la desesperación.
Estos poetas revuelven el tiempo, las emociones, le permiten a uno sumergirse en nuestras tradiciones, nuestras palabras mas dulces y frescas, los matices y recuerdos con los que crecimos y lo que es mas importante: nos permiten palpar lo que nos diferencia de esta pesadilla, de esto que no somos, de este odio, esta incitación constante a no querernos, a vernos como enemigos. Con lo que está pasando en el mundo, seguimos sufriendo el poder diabólico de un hombre alineado con lo peligroso, lo perverso, lo vil, que insiste en la diferencia de clases que este pueblo había superado para el tuteo fraternal entre todos, la necesidad de “dividir para reinar” de una mente enferma, aquejada de graves desórdenes que no le permite aunque quisiera cambiar, sigue chocando con la personalidad de un pueblo decidido a vencer dificultades y complejos y se resiste a rendir la voluntad ante la barbarie que sigue siendo la propuesta de todos los discursos, todas las cadenas, todos los mensajes , todas las declaraciones.
Agradezco profundamente a Hernán su serenata. Me mueve mucho más que el deseo de ayudarlo, el de llevarlo a ustedes. Yo lloré de ternura … lágrimas que no encontraba en esta lucha cruenta, dura. Sentí a esa Venezuela por la estamos luchando y la que éramos en nuestros hogares protegidos y ansiosos.
Una tregua dulce, merecida, amorosa. Andres Eloy trae su flor del apamate, Luis Beltran su Cancion que vuela, Hector Guillermo Villalobos la Patria ... Todas son Venezuela. La nuestra. La urgente. La que es. Que la escuchen sus hijos, sus nietos, sus padres, sus abuelos. Que ella está allí.
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ISA DOBLES