Si algo quedaba por demostrar, ya está demostrado! Lo de Carabobo fue contundente, así como lo de Sucre antes. Desde la 1 del mediodía comenzó a congregarse la gente que esperó horas al candidato para recibirlo sin moverse, aguantando hasta la lluvia inclemente con las gradas repletas. Pueden calcular en 20 mil, treinta mil, cuarenta mil, los asistentes.
Lo que no se puede medir es la emoción, la alegría del encuentro con mucho más que un candidato, es el encuentro con un futuro anhelado y contenido que se desborda entusiasta en la ilusión cierta que convoca la figura sin señales de cansancio, como si recorrer Venezuela con el mismo ímpetu, con la misma fuerza y consistencia que ha logrado hacerse sentir, intercomunicarse de forma muy cercana con esa Venezuela que lo espera, lo abraza, lo aplaude con cariño y fervor., no fueran kilómetros y kilómetros , ansiedades y desvelos, reflexiones y mantener alertas corazón y mente en la entrega ardua y total. Que si esto o aquello, que si habrán “comandos” para hacer esto o lo otro. Venezuela va a votar.
Olvídense de aquello de “tenemos que votar contra Chávez”. Es porque Chávez significa todo lo que no queremos. Pero Venezuela va a votar por ella. Y se levantará ante el mundo descreído que no se explicaba cómo había soportado tanto la destrucción y el odio, para recordarles que estaba aquí, aprendiendo una lección amarga y cruel para resurgir más fuerte, más sabia, más comprometida con ella misma. Vamos a vivir emociones inolvidables, unidos.
Nuestras ciudades maltratadas por hombres ajenos a sus raíces, nuestros hombres y mujeres prisioneros de un capricho demencial,, volviendo a sus hogares, nuestra identidad rescatada del manoseo inmoral , nuestras fuerzas armadas devueltas a su razón de ser, el espíritu civil conduciendo nuestro destino. Una vez lo escribí. Viajé a New York a pasar una Navidad con mis hijos y en el momento de pasar la inspección de equipaje, una de las supervisoras, bastante mayor corrigió a otro que me saludaba cordial: “Ah, Venezuela…” y mientras yo pasaba, la mujer dijo: “No se llama Venezuela ahora”. El hombre curioso, dudaba: ¿Ah, no? ¿Y cómo se llama? Y ella dijo con trabajo:” Republica Bolivariana”. El hombre refutó serio: “los nombres de los países no se cambian así”. Y ella contestó: ”Es que ellos tienen un dictador”.
En alguna de las cientos de columnas mías aparecerá. Así lo hizo. Como la bandera, el escudo, Caracas, misiones, ministerios, restos de Bolívar, perfil de Bolívar, leyes, tierras, historia, sentimientos, valores….Hemos aguantado y aquí estamos. Inmutables y desgarrados en pérdidas de seres queridos, violaciones y atropellos. Una Venezuela de narcotraficantes y militarismo, de corrupción y violencias. La que tenemos que rescatar y cambiar. Compromiso de todos.
Este domingo a acompañar a Henrique llenando las calles de esta Caracas capital de todos ¡Y el 7…..a ganar!
Desde la 11 de la mañana había gente en el estadio y a las 4 de la tarde ya no se podía entrar
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