¡Ajá! ¿Y de dónde sacaron ahora a David de Lima? ¡Es que no pegan una! Y no se dan cuenta, no quieren aceptar que no es cosa de la suerte ni culpa de la oposición sino que son ellos. Cada vez que quieren hacer una gracia les sale una morisqueta como esa de traerse a Maldonado a correr en los Proceres y zaz! El tipo que viene de correr en las grandes pistas del mundo choca, allí, en el círculo cerrado y militar y que por cierto sigue siendo sancionado, esta vez doblemente, como de costumbre.
Esa imagen realmente presenta una Venezuela que no es nada noble en la pista y ha sido criticado y denunciado por sus compañeros. Lo del simulacro no parece haberles dado ningún aliento, porque las reacciones han sido terribles. Chávez por un lado y telefónicamente, sigue con lo del “paquetazo” de Capriles, un “paquetazo neoliberal”, con la lucha que hay que dar “soldado por soldado”, “frente de batalla por frente de batalla”. ¡Que pequeño y limitado es el mundo de este hombre! Armas, rodilla en tierra, acabar con ellos, demolerlos, y miles de miles de millones saliendo apresurados de las arcas públicas a través de los lacayos de la Asamblea.
Diosdado Cabello luciéndose, regodeándose en la chacabaneria, ratificando los insultos y burlas de su Comandante: Capriles si es un “jalabolas”. ¿Pero…y no habíamos escuchado esto hace poco? Los trabajadores recibiendo ese mismísimo calificativo de boca nada más y nada menos que del “presidente” saliente para ser acusado a su vez estentóreamente de “mala paga” Volviendo al simulacro, no hubo reacciones de alegría y si muchos rumores que de ninguna manera dejaban ver una exitosa jornada para el gobierno.
Arreciarán los atropellos y los ataques desmedidos contra Globovisión que es el ojo “pelao” que no pierde un solo movimiento de este desatino. Lo que no se detiene es el tiempo…Alli esta, cerquita, encima ya, el 7 de octubre.
Ni lo sucedido en el Valle o en el Zulia puede detener la intención entusiasta de votar. De llenar los centros de votación con la fe en una Venezuela que no nos angustie tanto, sin el discurso de odio, sin ese peso de una venganza perversa, de una maldición infinita.
Porque este es el momento de la gente buena, de la que quiere confiar y abrazar al otro, mirarlo a los ojos sin resentimientos ni odios ajenos, compartir destino.
Hay que detener la infamia, la barbarie inculta y militarista, el engaño y este veneno que es una sola voz decidiendo sobre sueños y emociones.
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ISA DOBLES