miércoles, 13 de julio de 2011

¿Cáncer o show político?

Uno ve ese teatro sentimental, engañoso y cursi montado en el “balcón del pueblo” , aquellos rostros arrastrados en su histerismo, por aquella victimización sublimizada por el drama contado una y otra vez
Charito Rojas, amiga y excelente columnista, escribe una verdad muy grande:”los venezolanos somos tan buena gente que rayamos en lo pendejo”. Yo lo he escrito también de distintas maneras pero apoyarme en su columna me da cierta fuerza que nunca sobra. Escribe un montón de cosas dichas por otros pero ella lo hace a su manera y es contundente, realiza un análisis crudo de lo que estamos viviendo.

¿Qué no se ha dicho? Uno ve ese teatro sentimental, engañoso y cursi montado en el “balcón del pueblo” , aquellos rostros arrastrados en su histerismo, por aquella victimización sublimizada por el drama contado una y otra vez y que puede confundirse por segundos porque ningún ser humano de bien, puede alegrarse por la tragedia de otro. Aquí la verdad es que todavía no sabemos si el cuento es así o es simplemente otra burla revolucionaria para rescatarse en su popularidad porque este país ya no aguanta más los excesos de Chávez por destruirlo.

Alguno escribió sobre la personificación de Bolívar y cómo en esa mente saturada de ambiciones de poder y lo que considera “gloria”, si esta dolencia es cierta, significaría para él la tuberculosis y cualquier otro discurso si no este último desde el balcón, el testamento del moribundo Libertador. Tal vez algún psiquiatra estudioso de una mente como esa, podría decir más sobre el tema. Esto me llega también, de un amigo de red, compañero de angustias y esperanzas: La prepotencia, la fuerza, el poderío total que se tiene o que se quiere tener sobre todos los venezolanos no cambiará los designios de Dios.


Los decretos mentales se cumplen, quien siembra odios recoge tempestades, quien llama constantemente a la muerte es al primero que le llega. Públicamente decretó que tenía cáncer, si todo esto es sólo un show político y no está enfermo de cáncer, ya se lo decretó y su cerebro le obedecerá. La prensa internacional en sus distintas versiones ofrece la oportunidad a sus lectores de comentarla.

La opinión popular se deja sentir:“Socialismo o muerte. Socialismo o muerte. Se dice que las cosas caen por su propio peso. Democracia y libertad y, la libertad, es la mejor opción”. Mensajes solidarios a lo que se supone estamos viviendo. Pero no hay una sola señal colectiva, de rechazo o reclamo que nos haga emocionarnos no ya ante las mentiras o dudas, sino por nosotros, por lo que quieren hacer de nosotros y nuestro destino que no parece, porque nadie nos lo demuestra, luminoso o feliz.

Este no es momento de titubeos ante una mayoría que desde que salió a retar todo y ganó, no ha vuelto a tener motivación alguna para conservar la fe. Si no se activa esa emoción, no podemos esperar que se recobre la voluntad asediada por tantos sentimientos contra puestos todos los días y tan ventajosamente. El liderazgo no es solamente ganar elecciones, ni la democracia tampoco. Es confianza, entusiasmo, vernos a los ojos, abrazarnos, compartir la fé en nosotros mismos y en lo que creemos.

1 comentario:

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ISA DOBLES