jueves, 22 de noviembre de 2012

¿Y dónde está “Juan CHarrasqueado?

Ya  parecemos haber aceptado  esta mecánica “ausencia presencia ausencia “  de Hugo Chávez.  ¿Qué nos pasa? Porque este  es el Presidente de Venezuela. El que tiene en sus manos el destino de casi treinta millones de venezolanos  aunque no nos guste a  la mitad. No es un “Juan  Charrasqueado” más.  A uno se le hace agua la  boca cuando  ve las calles y plazas de otras ciudades llenas de gente con pancartas, consignas, intensidad y  fuerza reclamando y rechazando  derechos, respeto, cumplimiento de promesas, arrogancias y manipulaciones de sus gobiernos.
Uno llega a asumir que la Democracia  ciertamente está en desventaja en la necesidad de reafirmarse en  sus valores principales de libertad. Todo el mundo habla, opina, debate…la tiranía es una sola voz, un solo pensamiento, una orden. Como descifrará esto un sociólogo, una fuente autorizada que sea mucho más que una periodista  debatiéndose entre la experiencia, la historia, y la emoción popular.
Uno vez el ex Presidente Ramón Velázquez a quien admiro, respeto y quiero muchísimo,  me dijo: “ Venezuela no puede vivir sin libertad cuando la pierde  está luchando para recuperarla”. Y lo estamos haciendo…pero… qué nos falta?  Entre la Venezuela con que cuenta en hermoso discurso Antonio Ledesma y la que  es hoy en día… ¿Cuanta distancia hay? Frente a frente, mirándose a los ojos  usted y    por ejemplo, Ismael García…están hablando de la misma Venezuela?  Ante tanto atropello, tanto poder, tanto servilismo, tanta mendicidad, cómo despertamos el ardor, la intensidad   en esta lucha desigual y voraz?
¿Cómo convertimos en reto, en  pasión  esto que no sabemos si  es desolación o es  rabia?  La desolación es impotencia, es agobio, es entrega. Sentimientos y sensaciones que nos roban las fuerzas y el tiempo y te alejan de tus objetivos.  ¿Dónde se encuentran los caminos de esta Venezuela    en pedacitos? 
¿Cómo entender que  si nos rendimos, si no encontramos la motivación para no entregar la lucha, caminaremos arrodillados y no en nuestros pies?

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ISA DOBLES