¡Que fastidio más grande! ¡Qué abuso intolerable! Uno no se imagina a un hombre enfermo en esta exposición constante que obliga a los otros a soportar ese cambio impresionante y esa especie de Atoramiento” que compulsa al Hugo Chávez. Nos quedan todavía unos días de esta intensidad mediática y esta inmovilización de nuestra cotidianidad. La Cumbre del CELAC es lo que había dispuesto el “paciente barinés”: otro show. El escribió el guión, lo produce, lo anima, y lo musicalizará, porque conociéndolo en su provocación a la cursilería, lo que falta es que cante “Alma Llanera” para despedir a los “socios “que alrededor de la mesa, comparten el “festín”. Porque eso es lo que es Venezuela. O regalamos a Ortega, los Castro, Mujica o Evo, o compramos a Argentina y Brasil, pero siempre con la intención de comprar más allá de lo que pagamos o regalamos, la solidaridad, la identificación indiscutible. En estos días nada puede, ni nadie, quitarle espacio. Mientras Globovisión cumple diez y siete años enfrentando sus atropellos, las cadenas mediáticas irrumpen en la pantalla para otro “Alo Presidente”. Horas y horas de cadenas para verlo hinchado, haciendo chistes malos, envolviendo en cursilería a los que se prestan al teatro inconcebible. Caracas tiene que activarse aunque sea en el cacerolazo que tiene, como escribí ayer, que traspasar las paredes y la indiferencia para reclamar la atención de quienes quieren ignorarnos en la humillación y el cinismo. Si no somos capaces de estremecer el silencio de una Caracas prisionera de este poder inmoral, no seremos capaces de rescatar a Venezuela. Este viernes a las 8. Chavez puede inmovilizar nuestro ritmo diario, vaciar calles y stadiums. Pero no puede con nuestra alma y ella es la que se tiene que escuchar. ¡Esta noche!
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ISA DOBLES