Yo no me quiero morir antes de sacar a Hugo Chávez del poder. Claro que eso no lo decido yo como tampoco lo decide él, pero han muerto muchos que no han logrado verlo pagando sus delitos sujetos a su destino. Aquí estoy en mis ochenta (y créanme que esto no es fácil) luchando contra mi columna, mi cadera, esa parte derecha de mi espalda que no me permite reírme siquiera y pidiéndole a Dios que me deje llegar porque a mí, como a casi cuatro millones de venezolanos, nos traicionó este hombre y la rabia que decidió sobre mi voto y la aceptación de lo que siempre conocí y viví: el golpismo militar. Y lo he tratado de pagar, de verdad que sí, escribiendo, estimo, más de tres mil columnas, libros, he luchado con todo lo que soy en los distintos medios y he expuesto mi vida en marchas, concentraciones, atracos, como muchos otros venezolanos. Por eso agradezco mucho sus visitas a mi blog, que me contacten en Twitter y face y me estimulen siempre así como las oraciones de esa gente leal y querida de toda la vida. Lo que estamos escribiendo son páginas de una historia sangrienta y perversa. A Hugo Chávez le caben todos los calificativos y todavía faltarían. Por eso estas denuncias de Diego Arria que no se quedan en las ramas, que apuntan a esa condición humana embutida en el uniforme o en un costoso traje hecho a la medida, a la personalidad de graves desórdenes que comandan la locura y la obsesión , es una pauta de coraje pero también de talento político. Que no deba abonarse a la lucha presidencial es el derecho de cada uno y todos, porque cada uno y todos han sentido de distinta forma esta pesadilla. Pero el ser humano no puede desmentir tras el poder lo que es como ser humano. Y allí está, en la prensa del mundo A la vista de todos.
Dios le va a conceder ver la liberacion de nuestra amada y maltrecha Patria!
ResponderEliminarEl tiempo de El es perfecto!
Mi respeto y admiracion por usted y por su lucha.
Sin duda alguna que Dios sabe lo que hace y todos esperamos con mucha paciencia y esperanza que la Justicia Divina le permita a la Justicia terrenal cumplir con su Ley y luego....esa Justicia Divina se encargará del resto.
ResponderEliminarBueno, digo yo, no?