Porque creen que lo de los
Derechos Humanos lo podrán solucionar con
$$$$$$ o con petróleo o con el
servilismo de quienes todavía no despiertan del encanto de una
ideología que no tiene nada que ver con
ellos ni con este “socialismo del siglo XXI”, que como las “misiones” y los
ministerios encontraban en la creatividad
del “difunto” la mediocre cursilería que le era característica.
Maduro no tiene la más mínima idea. Lanza al mundo sus discursos,
manipulando hechos que ya no aguantan el peso de la verdad: “28 muertes de las
29 ocurridas son imputables a la derecha. Nosotros actuamos correctamente en el
uso de la fuerza pública”. Y no entiende porque no responden a su convocatoria
“de paz y de respeto”. ¿Quién le cree? A Diosdado un periodista chileno le
informa sobre las agresiones sufridas, y cuando sabe que es chileno, Diosdado,
el “mediador” entre Estados Unidos y Venezuela, le contesta: “Hemos visto como
se reprime en Chile, no nos van a “echar cuentos”…Y precisamente es de Chile,
hoy otra vez en manos de una presidente comunista, que las páginas de los
Derechos Humanos cuentan el caso de Pinochet.
Hoy, es muy difícil, aún con la represión sangrienta a ciudadanos y
medios, ocultar esta realidad brutal. Y los venezolanos que conforman esta
resistencia los que sufren secuestros, heridas espantosas, torturas
inimaginables, destrozos y muertes; así como también sus familiares que se
quedan con el corazón en la mano rezando para que regresen, están listos para
ayudar.
Celulares, cámaras, hasta dibujos hechos en el fragor de los hechos. Uno
se angustia porque no cree que haya organización, pero allí siguen,
indetenibles. Pero Venezuela sigue sufriendo ese mal terrible que la
caracteriza y que unida a la ignorancia, conforma una personalidad difícil y hasta
lastimera: ¿Conformismo? ¿Comodidad? ¿Indolencia? Todo se traduce, muy
dolorosamente, en “falta” de un montón de cosas como la solidaridad, la fe, el
entusiasmo, la perseverancia. Porque lo que hoy se necesita es todo eso junto.
Hemos sufrido tantos años de irrespeto, de salvajismo, hemos sido
obligados espectadores de otra Venezuela vengativa y cruel. Y necesitamos todo
lo que no tenemos para ser lo que Venezuela necesita hoy. No podemos desoírla.
Allí están los estudiantes, despertando, luchando por un destino nacional de
paz, progreso y convivencia que debe obligar a los indiferentes a unirse a
estas fuerzas de ideas y valor. Donde ganan la cobardía y la conformidad
prosperan la obediencia y el abuso. No nos está permitido ser indiferentes con
el otro venezolano que lucha por nosotros rescatándose a sí mismo de ser
espectador para convertirse otra vez en creador de su propio destino.
Cada venezolano caído tiene que humedecer nuestros ojos. Enlutar nuestro
corazón. Cada tortura sentirla propia.
Columna original para Analitica.com
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ISA DOBLES