¿Por cual capítulo vamos?

¿Sera que el Comandante no les preavisó de su decisión?

Porque las caras de Maduro y Diosdado indican más que sorpresa.

La de Nicolás, atragantado. La de Diosdado, reclamante y estupefacto.

Lo único que dijo Maduro fue: “seis años y tres meses” para responder la pregunta de Chávez sobre cuánto tiempo tenía como Canciller. Y fue tan temblorosa la voz que tuvo que repetirla.

Y Diosdado , después de una “sobadita” de barriga en la bienvenida del jefe, parecía cuestionar los halagos sobradísimos a Maduro. Allí están.

Dos militares golpistas y un civil, tras ellos, un cuadro de un Bolívar alejado totalmente del “impuesto” por el delirio chavista de facciones tercamente diseñadas para borrar huellas del blanco rico que con nariz aguileña está en el alma de sus pueblos liberados.

A un lado, otra imagen en escultura del Libertador, defendiéndose entre Maduro y Chávez y al otro lado la bandera de ocho estrellas y el escudo con el caballo como ordenó una vez Rosainés.

La otra invitada, la Constitución. La acomodaticia a los designios del “Paciente barinés”. Esta vez la utilizó para reafirmarse en la orden que daba al pueblo : si hubiere que ir a elecciones voten por Maduro” . Maduro es el indicado, el elegido, el sucesor. Pero Diosdado, sin adjetivos ni elogios ardorosos, figura todavía en la terna con una posibilidad cierta en otra posibilidad incierta. Porque eso lo decidirá al final la voluntad nacional.

Chávez se pone en manos de la justicia divina aunque no hace nada para ganarse la entrada por lo menos al “limbo”.

Ni libertad de presos políticos ni regreso de exilados ni nombrar a la Jueza Afiuni. Besa y estruja una y otra vez el crucifijo acariciando la figura crucificada. ¿Por qué capítulo vamos? Si nos sinceramos, cabe una reflexión. ¿Será verdad? ¿ O puro teatro? Porque uno cree cuando no se le ha mentido…cuando se tiene confianza….y eso no lo sabe sino ese Jesús que besa y besa una y otra vez sin que pueda defenderse de este manoseo.