miércoles, 30 de mayo de 2012

No se puede sentir bien quien solo contempla hacer el mal.


La cadena de esta tarde, que aseguran grabaron en la mañana (ya uno no sabe ni cree nada) porque la verdad es que no se puede asegurar cuando, donde y como. Esto que vivimos es una farsa trágica o no, resultó una provocación más de esta mente de graves desórdenes que sigue en su empeño enfermizo de cobrarse todas las deudas que ha asumido como ciertas en los complejos naturales que lo sacuden y que no logra equilibrar ni la urgencia de su condición física. Comenzó luciendo menos mal. Pero a medida que avanzaba la cadena iba nuevamente desmejorándose. Resulta grotesco como este hombre goza provocando a la oposición que desde hace rato es mayoría, y por supuesto cuan lastimosa es la imagen completa de los lacayos riendo pendejadas y aplaudiendo las bravuconadas y ridiculeces del hombre enfermo. Porque Hugo Chávez está enfermo y no desde Junio cuando comenzó esta suculenta trama, está enfermo de poder, que aunado a sus desórdenes mentales conforman este cuadro que vimos hoy. Atorado, Chávez siente el peso de la esperanza de la mayoría que lo viene rechazando desde hace mucho tiempo, no soporta la fuerza de Capriles Radonsky que cada vez que aparece lo minimiza ante un país harto de esta mediocridad, de este ventajismo y esta chabacanería. Capriles propone lo de las Misiones para acabar con la discriminación y desorganización, y hoy este hombre ofensivamente diabólico, cada día es más lo que uno imagina en él al diablo, convoca con deleite demencial, una enmienda “para ver que van a hacer ahora”. Con esa risita chocante, inaguantable en un hombre que más que derechos para insultar y ofender tiene que respetar deberes de liderazgo, de clase, de rol. Cuando uno estaba en la escuela y por alguna razón tenía que justificar una ausencia, en la casa no se consentía que se utilizara una enfermedad de ninguno como excusa: “no. Porque no se puede jugar con la salud así”. Yo no creo que Hugo Chávez está sano. Desde hace tiempo lo vengo escribiendo. Pero si el odio, la venganza, la envidia, afectan de verdad la mente humana, está muy mal. No se puede sentir bien quien solo contempla hacer el mal. Quien tiene tras él tantos hombres y mujeres llorando un ser querido, humillaciones y desempleo o expropiación que condena sueños y familias enteras, divisiones, odios.

¡Ya basta!

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ISA DOBLES