“Si la tiranía se opone…
Lucharemos contra ella Y la haremos que nos obedezca”
Fundamentar cualquier discurso sobre frases de Bolívar nos ha rebotado
en el rostro una verdad dolorosa: a Bolívar lo asumen igualmente déspotas o héroes
impunemente. Cambiar en esta frase “Naturaleza por “dictadura” es una
responsabilidad personal mía que asumo plenamente. Porque si alguno sabe cuanta
verdad hay en ello, es el propio libertador que ve, sabe y siente lo que
Venezuela está viviendo. En mis imaginarias entrevistas, la primera de las
cuales protagonizó José Ignacio Cabrujas en Radio Caracas Televisión, hice un
trabajo de profundo respeto que me permite estar en paz con su figura. Ese día
del jueves Santo de 1812, un 26 de marzo, Bolívar había llegado corriendo a la
Plaza de San Jacinto:
“En mangas de camisa porque acababa de dormir la siesta…por cierto que
no encontré otra cosa que un lamentable hacinamiento de ruinas. En el acto me
puse a la obra de salvar víctimas, encaramándome sobre los escombros y gateando
a los sitios de donde salían quejidos o voces de auxilio. Me hallaba en esa
tarea cuando di de manos a boca con el “españolizante” José Domingo Díaz, que
no hace más que verme y comentar con su acostumbrada sorna:
“¿Qué tal Bolívar? Parece que la Naturaleza se pone del lado de los
españoles”…
“-Si se opone la Naturaleza, lucharemos contra ella y la haremos que nos
obedezca”…
Le respondí iracundo.”
Hoy Venezuela no vive un movimiento catastrófico de tierra…pero si de
alma. Porque el dolor intenso por las pérdidas humanas duelen lo mismo bajo
escombros que bajo el también despiadado ataque de las armas, sobretodo, en
manos de sus propios conciudadanos envilecidos por órdenes de un militarismo
obscenamente servil y deshumanizado.
Hoy 26 de marzo
caminamos sobre calles que se han ensangrentado, de un lugar a otro de nuestra
dilatada tierra, con la sangre de niños, jóvenes, mujeres y ancianos sin
compasión, sólo por exigir respeto a derechos y vidas. EL despotismo amenazante
de fuerzas públicas armadas, de uniformados y seres obscuros cubriéndose los
rostros para no ser reconocidos por sus víctimas y familiares, los hogares
allanados, destrozadas sus puertas, los desaparecidos que no se vuelven a
encontrar sino muertos, los que mueren y no aparecerán,, hacen temblar de
impotencia y dolor el alma destrozada de Venezuela. Cada día la “sorna” que el
Libertador reconocía en la figura y la voz del “españolizante” José Domínguez
Díaz y que provocó ese reto a la “Naturaleza” lo escuchamos nosotros de la
tiranía…Y como el caraqueño Bolívar, no un hombre, sino millones mueven la
tierra con pasos de libertad….Por momentos, la tierra trata de frenarlos en su
angustia…pero es la misma fuerza que renace una y otra vez en la humedad de
lágrimas y sangre, inquieta, tras la misma huella y la misma pasión.:
¡Una Venezuela libre!
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ISA DOBLES