Era imposible no emocionare con la imagen fresca, desafiante y segura de Henrique Capriles y Leopoldo López. Una imagen que llenaba muchas expectativas, saldaba deudas muy amargas, hacía florecer la esperanza. Dos muchachos jóvenes, retadores, expuestos por mucho tiempo a las humillaciones y atropellos de este gobierno y aquellas hordas armadas
de vulgaridades y destructivas que hasta les gritaron “mariconsitos” bajo la batuta de Juan Barreto en un teatro. Uno, acusado y condenado por estos payasos de la justicia chavista, que tuvo que esperar hasta que una Corte internacional fallara a su favor para lograr
que se considerara su derecho a participar en estas elecciones y todavía levita sobre él el peso de esa bandada judicial que si ganara la presidencia pone en duda ese cumplimiento de la voluntad nacional y el otro, llevado a prisión, acusado de la misma bandada de ataque contra la Embajada de Cuba. Allí estaban los dos, viviendo su momento, dando la cara a una Venezuela que todavía no se cree estar viviendo estas páginas de alegría, de futuro. Leopoldo López y Henríque Capriles Radonski , juntos, estremecen el ánimo de esta Venezuela que tampoco se ha rendido ante la adversidad degradante que trajo a su vida de Nación esta figura fuera de tiempo que se ha hecho necesaria por el recurso que hasta ahora se cuidaba de no utilizar como instrumento bélico o compra conciencias y ha sido despilfarrado en la ambición de poder de un militarcito fuera de tiempo tocado por la diosa Fortuna que no siempre apunta al bien de la humanidad en este juego tormentoso de la política. Es el momento de ser cuidadosos. La unidad como exigencia en el triunfo de la Democracia exige serlo. Y es un apremio a los políticos pero también a nosotros, a la gente que es decisiva en su protagonismo. Hay que convocar la madurez pero también la comprensión, esta es otra Venezuela. Es otro mundo. Así como ya no “se espera que un niño nazca con la arepa bajo el brazo” sino “ con el disco duro”, así el ritmo de vida, la tecnología, las ideas, galopan sobre el territorio ansioso de nuestro mundo. Paso a paso…….
de vulgaridades y destructivas que hasta les gritaron “mariconsitos” bajo la batuta de Juan Barreto en un teatro. Uno, acusado y condenado por estos payasos de la justicia chavista, que tuvo que esperar hasta que una Corte internacional fallara a su favor para lograr que se considerara su derecho a participar en estas elecciones y todavía levita sobre él el peso de esa bandada judicial que si ganara la presidencia pone en duda ese cumplimiento de la voluntad nacional y el otro, llevado a prisión, acusado de la misma bandada de ataque contra la Embajada de Cuba. Allí estaban los dos, viviendo su momento, dando la cara a una Venezuela que todavía no se cree estar viviendo estas páginas de alegría, de futuro. Leopoldo López y Henríque Capriles Radonski , juntos, estremecen el ánimo de esta Venezuela que tampoco se ha rendido ante la adversidad degradante que trajo a su vida de Nación esta figura fuera de tiempo que se ha hecho necesaria por el recurso que hasta ahora se cuidaba de no utilizar como instrumento bélico o compra conciencias y ha sido despilfarrado en la ambición de poder de un militarcito fuera de tiempo tocado por la diosa Fortuna que no siempre apunta al bien de la humanidad en este juego tormentoso de la política. Es el momento de ser cuidadosos. La unidad como exigencia en el triunfo de la Democracia exige serlo. Y es un apremio a los políticos pero también a nosotros, a la gente que es decisiva en su protagonismo. Hay que convocar la madurez pero también la comprensión, esta es otra Venezuela. Es otro mundo. Así como ya no “se espera que un niño nazca con la arepa bajo el brazo” sino “ con el disco duro”, así el ritmo de vida, la tecnología, las ideas, galopan sobre el territorio ansioso de nuestro mundo. Paso a paso……. 
Pablo Perez es el Pasado, Hugo Chavez: La Consecuencia de ese Pasado, HCapriles encarna la esperanza de Futuro Mejor para nuestro Pais. Los Carcamales de la Politica Venezolana representados en Pablo Perez, Omar Barboza, Henry Ramos respiran por la herida. Ya su tiempo paso y se niegan a morir politicamente.
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